Rubén Castro no tiene la culpa

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Rubén Castro no tiene la culpa
- Joaquín Adorna (@JoaquínAdornaED)
La culpa, esa que nadie quiere tener, ni puede, porque no es más que un concepto cargado de connotaciones negativas, no la tiene Rubén Castro. Ni aún queriéndolo, porque no va con su carácter ni puede asumir atribuciones que nada tienen que ver con su función, Rubén puede ser el tapón en el que algunos quieren convertirlo para justificar el nulo crecimiento deportivo del Betis. Rubén no tiene la culpa de mantener intacto, a sus 35 años, su acierto goleador, ni de que el Betis siga anclado en la ´Rubendependencia´ porque no ha sabido fichar a delanteros que mejoren sus cifras, que eleven la competencia y le envíen, por méritos propios, al ostracismo al que otros quieren empujarle de forma precipitada y por cauces inadecuados haciendo daño a quien, por méritos, deberían cuidar y respetar.

Rubén no tiene la culpa de que el Betis se haya gastado 7,5 millones de euros por la mitad del pase de Sanabria y que la gran inversión haya resultado un fiasco: 10 goles del veterano frente a los cuatro de la joven promesa. Ni del fracaso de Zozulya, otra apuesta fallida; ni de los tres tantos marcados por Álex Alegría.

Rubén no tiene la culpa, pero Víctor deja en el banquillo en Vigo a su mejor delantero, quizás para demotrar a quienes mandan, Haro y Catalán, y a quien ficha, Miguel Torrecilla, que él es capaz de construir un equipo que funcione y gane partidos sin depender de quien, seguramente, también habría marcado ante un Celta plagado de suplentes que dio muchísimas facilidades en defensa.

Rubén no tiene la culpa de que Víctor quiera hacer puntos para aferrarse a una continuidad que no se ha ganado cuando se competía de verdad, ni de que esté dispuesto a acabar con el trabajo encomendado inicialmente a Poyet: jubilar a quien, siendo historia viva del Betis, es tratado como un potencial enemigo. Rubén lo sufre, y aunque tiene el apoyo de líderes como Adán, Joaquín o Ceballos, no tiene la culpa de que quienes pueden hacerlo, se resistan a aprovecharle hasta el último día y le nieguen la posibilidad de seguir soñando con marcar los cinco tantos con los que superaría a Poli Rincón para pasar a la historia como el mejor goleador del Betis en Primera.

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