Hasta ahora, el
Sevilla ha manejado inteligentemente el tiempo para no contagiarse de la inquietud de unos aficionados que veían marcharse a jugadores importantes
(Nasri, Rami, Vitolo, Mariano e Iborra, especialmente) mientras tardaban en llegar los fichajes. Si frenar las prisas e imponer la calma ha supuesto ahorrarse muchos millones de euros en algunas operaciones, y tener margen económico para cerrar algún refuerzo más, poco se puede criticar a una planificación con la que se ha creado otro proyecto ilusionante.
Los retornos de
Banega y Navas, y las incorporaciones de
Nolito, Muriel, Pizarro, Corchia y Kjaer suponen una inyección de calidad que se suma a otros futbolistas de nivel con los que Berizzo debe conformar un equipo que responda a la alta exigencia de un club acostumbrado a pelear por tocar metal.
Una excelente plantilla que, sin embargo, tiene carencias. Cuando menos, necesita un lateral zurdo que compita con
Escudero (está difícil la vuelta del canterano
Alberto Moreno) y un delantero (
Bacca más probable que Jovetic) que se una a Muriel y a Ben Yedder en otro año cargado con Liga, Copa del Rey y Champions por tercer año consecutivo si el Sevilla cumple con la obligación de eliminar al
Istanbul Basaksehir turco en la previa.
Ganso o Montoya, por ese orden, aparecían como los señalados si hiciera falta una plaza extracomunitaria, pero
Berizzo ha confirmado que cuenta con ellos.Quizás también se echa en falta otro central. Se fue el mejor,
Rami, y aunque el fichaje de
Kjaer equivale a rendimiento garantizado, el danés está rodeado por la juventud de Lenglet; los 33 años de Pareja -34 en enero y en su cuerpo un año para recuperarse de una grave lesión de rodilla-; la veteranía de Carriço -también castigado por las lesiones: se pierde la ida en Turquía-; y las dificultades de Mercado para sacar el balón jugado. Este último también oposita al lateral derecho, donde sólo está
Corchia o, llegado el caso,
Navas para dar la versión ofensiva que prefiere el técnico.
La base está y es tan buena como la última, pero el presidente
Castro, y el director deportivo
Arias, son conscientes de que falta apuntalarla para no dar a
Berizzo un gran plantel incompleto.