Gracias al 'indolente' Correa

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Gracias al 'indolente' Correa
- Joaquín Adorna
Lo tuvo ganado, lo tuvo perdido y al final logró un empate que sabe a triunfo a pesar de que Muriel (maneras que justifican lo que ha costado) pudo marcar en el alargue en una jugada en la que decidió jugársela cuando tenía a Sarabia entrando en solitario a su derecha. Un partido de fútbol con mayúsculas. En un escenario impresionante, con dos aficiones de Champions. El Sevilla sigue sin ganar en tierras británicas, pero demuestra que tiene argumentos para soñar. El empate ante la Juve en el arranque de la Champions la pasada temporada nada tiene que ver con lo vivido en Anfield. Con Sampaoli se movía en el alambre y, sin embargo, empató a cero ante el conjunto italiano. Con Berizzo la apuesta por el control del partido es completamente diferente. Riesgos, los justos y necesarios. Aun así, el Sevilla encajó dos goles, pero tuvo enfrente a un rival que le habría ganado en la mayoría de los casos, porque en estos momentos juega a una velocidad diferente y está en otro escalón... muy superior. El Liverpool va en quinta marcha, está rodado, y el Sevilla todavía se encuentra arrancando.

Una vez más, 'quien la lleva la entiende'. Correa, un futbolista con apariencia de indolente, al que muchos habrían dejado en el banquillo en detrimento de Sarabia; que no acaba casi ninguna jugada; que va a las claritas, en alguna acción no metió la pierna y en otra lo perdió para volver andando; que tiene mucha clase, pero un perfil bajo cuando hay que dar 'bocados'... metió un gol, el del empate, que puede valer millones de euros.

Ben Yedder adelantó al Sevilla, y todo parecía sencillo, pero la realidad era bien distinta. Era un partido a cara de perro. De hecho, Alberto Moreno 'mordió' a su amigo Navas (con una entrada que le pudo costar la expulsión) y mostró el ánimo de venganza que se intuía en los 'Reds' tras perder la final de la Europa League. Ya en la primera mitad, el Sevilla pudo decir adiós a un punto de un valor incalculable si Firmino hubiera acertado en el penalti que envió al palo. Otra vez la buena suerte de un equipo que se repuso a los contratiempos y que acabó lamentando la mala definición de quien está obligado a acertar las oportunidades que todavía falla. Berizzo, que acabó expulsado y tomó decisiones que no coincidían con el sentir general, como mantener a Mercado con amarilla y sustituir a un Navas (por Corchia) que parecía fresco y con ganas de dar el zarpazo definitivo, se sale con la suya. El Sevilla estuvo desbordado en muchas fases del partido, sin mostrar en el campo lo que su entrenador pretende. Pero empató en Anfield y logra un punto que puede ser determinante para superar la fase de grupos.
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