El cuartito de hora de Setién

Hace muy bien Setién en detenerse a aclarar conceptos generales con los que establece las bases de su relación con el fútbol y, por extensión, con los protagonistas que lo integran (aficionados, jugadores y dirigentes). Debió sentirse incomprendido cuando, a la pregunta de si Serra Ferrer le había pedido que cambiara algo, le dedicó una respuesta de casi quince minutos. Un monólogo preparado, pensado, meditado y expuesto con convicción. Es fácil comprarle el mensaje y depositar en él la inmensa responsabilidad de dirigir al Betis.

Un magnífico cuarto de hora de autodefensa que tenía pensado utilizar en otro momento y que, sin embargo, se ha visto obligado a emplearlo ya por la presión que palpa en el ambiente. Los béticos llevan tantos males acumulados que se han quedado sin paciencia y han decidido subir el listón de la exigencia. Setién ya sabe que la generosidad que él aplica a la idea de crisis está muy lejos de la nueva vara de medir de los béticos. Le puede venir bien para crecer como técnico y para seguir buscando nuevas fórmulas que hagan que su estética apuesta futbolística viva siempre asociada a la victoria o, como dijo Serra, a la eficacia.

A la afición la tuvo en el bolsillo y, aunque se ha enfriado un poco la relación tras la primera fase de enamoramiento, mantiene intacto gran parte de su crédito. A los jugadores les pide más inteligencia que testiculina y menos kilómetros mejor realizados, más cabeza que piernas. Hasta la fecha, con más azúcar que sal se ha ganado el respaldo del vestuario, con Tello como única visible tecla discordante pidiendo minutos.

Y a los dirigentes, a Serra especialmente, Setién les pide que dadas las circunstancias vengan fichajes en el mercado invernal y les reitera su cantinela: a ciertas edades, no se cambia. Tiene toda la razón. La esencia de su fútbol, posesión y toque, es innegociable. Él lo tiene claro y el Betis sabía qué clase de entrenador fichaba. Personalidad para vivir, o morir si no gana partidos, con sus ideas. Mucho más que un buen cuartito de hora.