Memoria para respetar a Don Tomás Calero

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Memoria para respetar a Don Tomás Calero
- Joaquín Adorna
No quisiera con este artículo dar mayor trascendencia a un hecho que debería haber quedado en anécdota y que, sin embargo, adquiere relevancia en el momento en el que se emite en un programa de televisión a nivel nacional. Ocurrió en el partido ante el Atlético de Madrid y había pasado inadvertido. El médico del Betis salió a atender a Feddal y un grupo de aficionados entonó el cántico "Calero no lo toques". ¿Cómo lo interpretamos? Parece evidente que quienes así se manifestaron personificaban en el galeno del Betis la desconfianza en la labor de los servicios médicos del club. Si lo llevamos a la guasa sevillana, deja de tener gracia cuando se está poniendo alegremente en tela de juicio la labor de un profesional íntegro, honesto, competente y de reconocido prestigio; y se pasa a la falta de respeto a un señor que pone lo mejor que lleva dentro en la defensa del equipo al que quiere y al que ha entregado buena parte de su carrera profesional.

De la dedicación y la sabiduría de Tomás Calero han hablado y pueden hacerlo los muchos futbolistas que han pasado por el Real Betis en los treinta años que lleva vinculado al club de sus amores. También quienes hoy trabajan día a día con él. En un acto de valentía y personalidad que le honra, el jugador al que se disponía a atender, Zeur Feddal, ha considerado los cánticos "una injusticia" para aclarar que quienes están en sus manos, no dudan, tienen plena confianza en su médico.

Igualmente admirable ha sido el gesto del técnico del División de Honor juvenil, Pablo del Pino, un bético de cuna que ha defendido a Calero en su cuenta personal de Twitter: "A mí no se me ocurre entrar en el despacho del notario o del dentista a SENTENCIAR sobre cómo deben ejercer su profesión. Yo sentí orgullo de cómo nuestro médico Tomás Calero salvó una vida en un campo de fútbol mientras representaba al Real Betis". Así fue. En Salamanca. Recuperó de un infarto y de una parada cardiorespiratoria a Miguel García. Gracias a su rápida y certera actuación salvó su vida y le evitó daños cerebrales. El propio jugador manifestó días después que se le ponían "los pelos de punta cada vez que escuchaba nombrar a Tomás Calero".

Un poco de memoria, una mirada retrospectiva, muchas voces sensatas y agradecidas como las de Feddal, las de Pablo del Pino, las de Miguel García y las de tantos y tantos que no han hablado porque no les hemos dado la oportunidad, deberían ser suficientes para silenciar a quienes quieren manchar una trayectoria impecable. Lesiones hay en todos los equipos y resultaría imposible enumerar los cientos de factores que la generan -una mala alimentación o una deficiente higiene bucal, por poner dos ejemplos- y que nada tienen que ver con la labor del jefe de los servicios médicos. Duele pensar la profunda tristeza que sentirá quien dándolo todo recibe tan injusta puñalada en la temporada de su despedida. El leve ruido dañino deben frenarlo los miles de béticos con memoria, esos que saben sufrir y, sobre todo, respetar.
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