Nuevo entrenador para el Sevilla F.C.

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Nuevo entrenador para el Sevilla F.C.
- Joaquín Adorna (@JoaquinAdornaED)
Argumentos de peso deben tener Pepe Castro y Óscar Arias para haber decidido que el Sevilla necesita un cambio de entrenador en el primer tercio de la temporada. Había razones, como escribí recientemente, para dar un giro radical y asumir la parte del fracaso que a los dirigentes les corresponde en toda destitución. Sin embargo, creo que era el momento para tener paciencia, para mejorar al plantel en el mercado invernal y para buscar soluciones internas en una apuesta tan meditada por un técnico, Berizzo, en el que se había depositado muchísima confianza.

Supongo que el profundo análisis que habrán realizado los técnicos y los dirigentes apuntaba a una nula reacción en el juego del equipo, a la certeza de que el Sevilla caería eliminado en la Copa ante el Cádiz, perdería el derbi y haría el ridículo en Champions frente al Manchester United. Ese ambiente derrotista también se palpaba entre los aficionados, pero el Sevilla siempre ha sabido ajustarse mirando en su interior hasta fortalecerse desde la autocrítica y superar corrientes de opinión creadas sólo con lo que se percibe en la superficie.

Muy convencidos debían estar Castro y Arias de que Berizzo estaba superado por las circunstancias para echarle sin tener atado a su sustituto y someterse a la lógica crítica que apunta a la improvisación. Debían estar convencidos de que iba a hacer un daño millonario a la entidad con el 'caso Nzonzi', futbolista franquicia en la grada a quien se le abre ahora la puerta de regreso; o de que las rotaciones por sistema en la portería y en todos los puestos generaban un efecto pernicioso que estaba convirtiendo a todos y cada uno de los miembros del plantel en peores futbolistas. Y convencidos, por último y para no dejar cabo sin atar, de que el vestuario había dado la espalda a un técnico por el que no parecían dispuestos a hacer los kilómetros que necesitaba su idea futbolística.

El primer cartucho en el ‘Año I después de Monchi’ muere en gatillazo. Un mal necesario -su adiós- para la inmensa mayoría y precipitado para quien suscribe. Berizzo estaba, ciertamente, al borde del precipicio, como tantas veces otros tantos entrenadores, pero todavía dentro de los objetivos. La llegada del nuevo técnico no garantiza el éxito en las oportunidades que se le han negado al saliente, pero nadie podrá reprochar a Castro y a Arias que no hayan tenido la valentía de asumir el riesgo de actuar con carácter preventivo. Igualmente tendrían que emplear el carácter reformista para fichar y mejorar una plantilla que necesita, al menos, un delantero con otro perfil, el regreso de Nzonzi u otro mediocentro y un central.
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