Sesenta años después con el 'colmillo' de Ben Yedder

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Sesenta años después con el 'colmillo' de Ben Yedder
- Joaquín Adorna
Sesenta años después en un martes y 13 de buena suerte; en un martes y 13 de un mes de marzo de 2018. Sesenta años para volver a meterse en cuartos de la clásica Liga de Campeones. Sesenta años para tener otra increíble historia que contar. Sesenta años para codearse de nuevo con los ocho mejores equipos de Europa, con los mejores equipos del mundo en la mejor competición del planeta.

Se dice pronto y son palabras mayores. Tumbar al millonario Manchester United de Mourinho, al equipo que no había perdido en Old Trafford en sus últimas veinte comparecencias, sólo está al alcance de los elegidos. Y el Sevilla es uno de ellos. ¿Otra vez? Sí, otra vez. Ha clavado un nuevo jalón en su reciente y brillante historia, cargada de hazañas y títulos.

Ni el golpe que supuso el traspiés liguero ante el Valencia hizo mella en los de Montella. Fue mejor el Sevilla en la ida y ha sido mejor en la vuelta. Le dio un repaso considerable en el Sánchez Pizjuán y ha podido lograr una escandalosa goleada en Mánchester. Ganó el equipo y ganó una afición que se adueñó con sus cánticos del mítico estadio del United. Casi tres mil sevillistas que han realizado un desplazamiento histórico al 'Teatro de los Sueños' y que disfrutan una vez más con el alma de campeón de un club que sigue aumentando la altura de su techo.

Final de Copa del Rey y cuartos de Champions League. El Sevilla más caro de la historia cumple objetivos en dos competiciones y acalla gran parte de las críticas a una planificación que, con resultados objetivos se merece, cuando menos, el respeto. Óscar Arias, en el punto de mira desde el mismo momento en el que asumió sustituir a Monchi, gana crédito. Se pudo equivocar con Berizzo, inicialmente aplaudida elección por todos, pero supo rectificar y apostar por Montella.



Pese a los muchos dientes de sierra, pese a las goleadas indignas, se revaloriza un plantel en el que todos creen cuando se trata de rondas eliminatorias de máximo nivel. Ha sido capaz de eliminar a uno de los clubes más ricos del mundo y vuelve a estar en el bombo para seguir soñando con los sueños imposibles.

El 'colmillo', Ben Yedder (19 goles -8 en Champions más 2 de la previa, 6 en Liga y 3 en Copa-) estaba en el banquillo y el 'colmillito', Muriel, en el campo. Ni en jugada trenzada, ni de estrategia a balón parado, ni en disparos lejanos lograba marcar el Sevilla. Sin embargo, en el primer balón que tocó Ben Yedder hizo el 0-1 y abrió una nueva puerta a la gloria. Marcó el segundo y pudo coronarse con un tercero en un mano a mano que lanzó al pie de De Gea. Lo tenía infrautilizado Montella y en esta ocasión el técnico italiano supo darle su sitio a tiempo. En el 71 sustituyó a Muriel para hacer justicia en una eliminatoria que se podía haber perdido por falta de eficacia.

Se consagra un valiente y elegante Montella, que nunca renunció al ataque y a mantener el espíritu dominador de su equipo. Se consagra Sergio Rico, que mantuvo vivo al Sevilla con dos grandes paradas y una soberbia actuación. Se hace gigante Nzonzi en el centro del campo y se dispara la cotización de Lenglet, un 'seguro de vida' en defensa. Banega, que se perderá la ida de los cuartos de final, volvió a aportar liderazgo y liberó a otras piezas mientras las perdía Mourinho preparándole su particular encerrona.

La cuarta plaza en Liga se ha puesto imposible, pero ya poco importa. La grandeza la dan los títulos y retos superados como el histórico triunfo en Old Trafford. Madrid, Liverpool, Manchester City, Juventus, la Roma de Monchi, el Bayern (goleó 5-0 al Besiktas en la ida) y el Barça o el Chelsea (1-1 en Inglaterra) estarán junto al Sevilla en el sorteo para luchar por las semifinales de la Champions League. El Sevilla F.C. luchando por ser semifinalista de la Champions. Con el 'colmillito' de Muriel, al que se le sigue esperando y al que se le sigue resistiendo el gol; con el 'colmillo' de Ben Yedder; con la valentía de Montella; y con la fuerza interior de un club que sigue rompiendo sus propios límites.
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