No le hacen falta demasiados estímulos a los sevillistas para motivarse con un partido que ya llega, per se, cargado de alicientes. Aun así, el
Sevilla ha querido motivar a su fiel hinchada con un vídeo en el que
Maresca relata cómo encontró en
Nervión "un espíritu luchador, un gen ganador", que estalló en Eindhoven y que quedó liberado con la primera
Europa League. Desde entonces, en el club se siente que "nada es imposible" y que el límite del
Sevilla lo marca el propio
Sevilla.
Esas barreras invisibles que frenan o limitan al ser humano, o a una institución, desaparecieron en aquel ya lejano 2006 y, a base de eliminatorias, de semifinales y finales ganadas y perdidas, el
Sevilla tiene inyectado en vena el 'Impossible is nothing' al que han recurrido cientos de deportistas ganadores e, incluso, alguna marca deportiva como eslogan. Ha superado límites insospechados y afronta los cuartos de final de la
Champions con la firme convicción de seguir rompiendo techos. Tumbar al
Bayern, el equipo más laureado de
Alemania -virtual campeón de la liga germana por sexto año consecutivo-, que casi le triplica en presupuesto, alcanzaría la dimensión de hazaña con los mismos tintes heroicos que tuvo eliminar al
United.
Hay límites reales que tumba la fe de
Nervión. Que el balón sentencie si hay sitio para el
Sevilla en tan impresionante galaxia.