Sucias manos en el guion de Serra Ferrer

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Sucias manos en el guion de Serra Ferrer
- Joaquín Adorna (@JoaquinAdornaED)
Todo el mundo quieto. Échenla al suelo. Que nadie toque la obra de arte. Que el tiempo se pare. Que el momento se haga eterno. Que nadie se salga de la vereda. Que siga mandando una única voz. Cíñanse todos al guion de Serra. Que nadie lo emborrone porque debe quedar para clases magistrales de gestión de un club de fútbol. Sin alzar la voz. Desde dentro hacia adentro. Extirpando con maestría todo elemento contaminante. Aprovechando las virtudes de los buenos, anulando los defectos de los malos y corrigiendo las desviaciones de los potencialmente geniales. Serra Ferrer ha puesto al Real Betis en el camino del éxito.

No era fácil, nada fácil. Es más, parecía imposible. La fuerza centrífuga acumulada en años de desastres alejaba permanentemente al Betis de lo esencial: ganar muchos partidos de fútbol. La rutina en su peor versión, un mal hábito, mata la pasión y ha sido capaz de meter durante años a una inmensa institución en una dolorosa dinámica perdedora. Se acabaron los constantes harakiris. Ni un suicidio más por culpa de extraños rituales. Optimismo y victorias para acabar con las frustraciones y con el espíritu autodestructor.

Su retorno también despertó dudas. Apuntaba a figura -de feliz pasado, presente sin oficio e incierto futuro- que podía acabar devorada por un club abonado al fracaso. Lejos del Betis acumuló enriquecedoras experiencias, pero nunca se acercó al brillante Serra del Betis. Un hombre para un club. Un enigma que confirma que hay idílicas relaciones que mejoran a las partes.

La vía está abierta y el paciente felizmente recuperado para algarabía de una afición que nunca perdió la esperanza de encontrar un remedio. Fluye la sangre verde con tanta velocidad como el balón. Todo fluye y mejoran los órganos vitales. El corazón late fuerte a base de triunfos. El Betis vuelve a Europa y quiere hacerlo por la puerta grande. Desde la humildad, pero directo a la fase de grupos. Serra ha establecido las bases y va por delante. Si Lopera veía el duro detrás del muro, él ve soluciones previas a los problemas. Déjenlo todo igual. Que nadie ponga sus sucias manos en el genial guion de Serra.
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