Joven, inexperto en la elite, pero con "preparación, conocimiento y hambre". Así le ha definido
Joaquín Caparrós, que ha desactivado los temores asociados a esas dos primeras debilidades augurándole un futuro prometedor en el
Sevilla F.C.: "Su trabajo va a ser bueno y duradero". Como si de un canterano con capacidad para dar el salto a la elite se tratara, Caparrós está convencido de que ha fichado a una de las grandes promesas de los banquillos, al
técnico revelación en su debut en Primera división. Un gran entrenador en potencia que quiere explotar definitivamente en Nervión bajo el paraguas del gran aval del nuevo Director de Fútbol y de los méritos contraídos hasta la fecha en muchos años de fútbol base y un extraordinario trabajo en un ciclo de cuatro años en el
Girona.
El Sevilla pone a
Pablo Machín en la rampa de salida, a la que llega sin vértigo porque se siente preparado para dar el salto. Pese a su juventud, 43 años, acepta con naturalidad el incremento de presión en el cambio y no le ha importado reiterar hasta en dos ocasiones que sueña con "hacer un año histórico". El listón, desde luego, lo tiene altísimo si nos atenemos a lo realizado por el Sevilla en los doce últimos años, pero a Machín
no le asusta la exigencia, otra palabra muy utilizada en su presentación.
Tampoco ha renunciado a hablar de grandes objetivos, pero bajo la promesa de trabajar mucho y con honestidad. Ha sabido medir sus palabras para que quede constancia de que ofrece
más realidad que apariencia, que se le ha 'comprado' porque está cargado de auténticos argumentos. Ha llegado a este punto, desde luego, sin las facilidades que se dan a exjugadores de renombre que acceden a dedo a banquillos cotizados.
Declaración de intencionesSu primera declaración de intenciones suena bien. Quiere un equipo que gane sabiendo a lo que juega, con una
esencia, con hueco para la
cantera y con unos
valores que hagan que los aficionados se sientan orgullosos, aunque a veces toque perder. Tiene una idea e intentará llevarla a cabo en el Sevilla, aunque para ello el club tendrá que firmarle a un
delantero de referencia con el que no cuenta ahora. Tiene una idea y, dice, la
flexibilidad suficiente para cambiarla si con ello logra otro gran objetivo: sacar el máximo rendimiento a los jugadores con los que cuente en un plantel con evidentes carencias que deben ser subsanadas con refuerzos.
El tiempo y los resultados le pondrán en su sitio. De momento, llega tan halagado como responsabilizado; con la intención de "empaparse de sevillismo" y de integrarse en las estructuras de un
'Pentacampeón de Europa'; y con el deseo de llenar de gloria y grandeza un currículum con muchos espacios en blanco. Caparrós ve en él tres pilares -preparación, conocimiento y hambre- para poder hacerlo y protagonizar un ciclo de éxitos en el Sevilla.
Joaquín Adorna
