De Paco 'el triste' a #MiVidaEsElBetis

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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De Paco 'el triste' a #MiVidaEsElBetis
- Joaquín Adorna (@JoaquinAdornaED)
De Paco 'el triste', al emocionante vídeo de Fabián y su madre. Del fallido intento al mostrar el esfuerzo de un bético más sufridor que luchador, a la justa recompensa de una madre trabajadora y la alegría en el éxito de su hijo. Este año sí, el Betis ha sabido tocar la fibra sensible al anunciar la campaña de renovación de abonos para la próxima temporada.

Sin arriesgar en el contenido, la historia es tan excepcional que merece la pena asumir riesgos al elegir a un personaje, Fabián, a quienes muchos ven más fuera que dentro del club. Se inyecta en sangre un mensaje sencillo y profundo con el que muchos aficionados se sienten identificados, #MiVidaEsElBetis, y que abre la puerta a que se lancen al mundo otras muchas vidas anónimas entregadas a una misma pasión.

La voz en off de Fabián, con su acento natural sobre el himno del Betis a piano, nos muestra el recorrido existencial de una madre y un hijo que han compartido vía caminando en sus líneas paralelas durante catorce años: madrugones, rutina, dolores de rodilla... Madre e hijo con roles diferentes -limpiadora y aspirante a jugador profesional- en el mismo club; pisando los mismos pasillos -transportando cubo y fregona o macuto y botas fútbol-; en los mismos vestuarios -dando lustre a los rincones en los que se encierran los sueños de su pequeño-; disfrutando de un mismo sentimiento reflejado en trece barras -el escudo del Betis-; compartiendo campos de entrenamiento con generaciones de ídolos que iban pasando por los ojos de una madre incansable y un joven que, al fin, empieza a tocar la gloria.



La campaña acierta plenamente en el contenido, aunque chirría en el oído el error gramatical con el que, quizás, se pretende exhibir un exceso de humildad -"creo que no sabría DE hacer otra cosa"-. Una maravillosa historia real, mejorable en la ejecución -tiro de los planos o expresividad de los 'actores'- al trasladarla a pequeña ficción, llena de valores tradicionales de los que conviene hablar permanentemente y que también se viven por partida doble.

El amor a un hijo y a un club que es, más bien, un sentimiento. El esfuerzo diario de una madre y un deportista que buscan un futuro mejor. Y la constancia, esa virtud que da el triunfo al perseverante antes que al cualificado. Tal vez un cuarto valor implícito en este último: la paciencia, esa madre de todas las ciencias a la que difícilmente acceden jóvenes criados en el nuevo mundo de la inmediatez.

Este año sí, el Betis ha ido directo al corazón de los suyos. No ha hecho falta prometer éxitos deportivos que, se intuyen, vienen de camino. Agradecimiento a los béticos, comprensible subida de precios y emoción a flor de piel recurriendo a los vínculos milagrosos que unen el alma de una madre y un hijo; a quien da vida y a quien sólo puede estar agradecido por recibirla; al Real Betis y a quienes hacen de él su forma de vida. En la mente de todos y cada uno de ellos va a retumbar con fuerza el eslogan de un spot y de una campaña brillantes que tardarán tiempo en olvidarse: #MiVidaEsElBetis.
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