El fichaje de
William Carvalho no es el primer golpetazo en la mesa de
Serra Ferrer. Realmente, el dibujo de un nuevo
Betis ambicioso en el plano deportivo comenzó con
Bartra, quien de no haber sido por los clásicos mangoneos federativos, tendría que haber estado en Rusia mostrando su talla mundial como central.
Con el fichaje invernal de
Bartra se rompieron complejos y con su
'efecto llamada' se han abierto las puertas del vestuario a otros muchos futbolistas de calidad. Bartra aporta un rendimiento excelente en el campo, y mucho más fuera de él. Es fácil intuir su apadrinamiento en los fichajes de
Canales y
Joel, con los que ha coincidido en categorías inferiores de la selección española y a los que ha transmitido su felicidad en un club en evidente e imparable proceso de crecimiento institucional, social y deportivo.
La pericia de
Serra ha hecho posible la llegada de otros fichajes, a priori, también magníficos.
Inui ha sido uno de los mejores futbolistas del
Mundial y el meta
Pau López apunta a recambio de garantías para
Adán. A ellos se suma ahora
William Carvalho, otro mundialista -en la agenda de grandes equipos europeos- llamado a dar el equilibrio defensivo que necesita el fútbol atrevido del Betis de
Setién. Falta algún retoque más -lateral y central zurdos, y un extremo-, pero este Betis ya tiene mimbres para soñar.