Decía
Sampaoli que
Monchi estará tarde o temprano en las fotografías que desde hace un año decoran el
Ramón Sánchez Pizjuán. Ahí figuran las
leyendas del club y no hay duda de que el gaditano es una de ellas. Ha conseguido un
hueco en la historia desde los despachos y no desde el césped, pero eso no ha evitado que
habite ya para siempre en el corazón del sevillismo.Hoy, antes del partido contra el
Deportivo ha tenido la despedida que, como señalaba en
ESTADIO, había soñado.
Con Gol Norte aclamándole, como todo un estadio que venera a una pieza clave en los
éxitos de los últimos 17 años de un Sevilla que ha subido del infierno de
Segunda a los cielos del fútbol europeo de la mano de Ramón Rodríguez Verdejo.Con el
16 de Puerta a la espalda, el gaditano saltaba al césped del
Ramón Sánchez Pizjuán, donde le esperaban los títulos que ha conquistado con el club de Nervión.
Dos UEFAS, tres Europa Leagues, una Supercopa de Europa, dos Copas del Rey y una Supercopa de España. Antes de despedirse, se agachaba para besar la hierba del coliseo sevillista y decir un hasta luego a la que ha sido su casa durante los últimos 30 años.
Dado su amor al Sevilla se presume que su adiós será más bien un 'hasta luego', después de que todos le reconozcan como el principal responsable de la política de ventas y compras que ha hecho que su laureado Sevilla se haya posicionado como uno de los grandes equipos del continente, sobre todo por sus éxitos en la Liga Europa, en una década prodigiosa.
Antes, los
Biris le habían dedicado un tifo frente al mosaico del
Sánchez Pizjuán señalándole como
'leyenda eterna' y ya sobre el verde todo el estadio le ha aclamado al grito de
'Monchi, gracias por todo'.