Pepe Bordalás merecía tener un proyecto en
Primera. Por un lado, porque tras rozar el ascenso con
Elche y
Alcorcón, no renovó tras lograrlo con el
Alavés, sólo un año antes de subir con el
Getafe. Y, sobre todo, porque está demostrando que sabe bien cómo competir con muy poco. Tiene al ´
Geta´ décimo (39 puntos) gracias al orden y a la intensidad que ha imprimido, receta con la que ha llevado la ilusión al
Coliseum Alfonso Pérez.No en vano, como local le puso las cosas muy difíciles al propio
Sevilla (0-1),
Real Madrid y
Barça (sendos 1-2), remontó a la
Real (2-1), goleó al
Villarreal (4-0), derrotó al
Valencia (1-0) y con excepción de la derrota ante el
Levante de la jornada 28, no caía en casa desde octubre. Además, es un visitante incómodo, como ya demostró en el partido de la primera vuelta en el
Villamarín (2-2). Es un equipo tremendamente competitivo y sólido en defensa, que se ha venido sustentando en un innegociable doble pivote defensivo que facilita el repliegue intensivo cuando el rival supera la primera línea de presión y que une la colocación de
Bergara (jugará con máscara) y el pundonor de
Arambarri, al que hoy sustituirá
Fajr, más creativo, tras caer lesionado para lo que resta de temporada.
Ataca por fuera con los laterales (ojo a los centros de
Antunes), con un interior como
Portillo y la explosividad de
N´Diaye. Y arriba cuenta con la importante conexión entre
Ángel, pichichi del equipo con 12 goles, y
Molina, todo un veterano que ha sabido reinventarse como nadie.