El ocaso 'anunciado' de Phil Jackson como directivo de los Knicks

El ocaso 'anunciado' de Phil Jackson como directivo de los Knicks
Phil Jackson, despedido como directivo de los New York Knicks. - R.S.
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 7 min lectura
El despido de Phil Jackson como presidente de operaciones de los Knicks de Nueva York era esperado desde que comenzó su primera experiencia de directivo después de haberse retirado de una carrera exitosa de entrenador, que ahora también queda más que cuestionada.

Los críticos a Jackson, que fue elevado a la categoría de "maestro" como entrenador por haber ganado 11 títulos de liga, siempre cuestionaron su verdadera valía, en base a que los consiguió con equipos a los que no reconstruyó sino que tenían a jugadores legendarios como Michael Jordan, Shaquille O'Neal y Kobe Bryant.

Jackson no desarrolló a ningún jugador como hizo Pat Riley y Gregg Popovich y en la actualidad Steve Kerr, todo lo contrario, ni tan siquiera tiene formada escuela con los discípulos que estuvieron de asistentes bajo su etapa de entrenador ganador.

Se esperaba que los críticos dejasen de tener razón cuando Jackson tras dejar a los Lakers aceptó el cargo de directivo con los Knicks, el 18 de marzo del 2014.

Llegaba con el aura de un salvador que sanaría a todos los males de una franquicia que no ganaba un anillo desde 1973, pero tres años después, el supuesto genio que iba a mostrar toda su clase y talento deja la franquicia peor que la encontró a pesar de haber tenido un presupuesto multimillonario, de los que él se llevo una gran parte.

Jackson fue de error en error desde el primer día que comenzó su gestión al mantener en la plantilla al alero Carmelo Anthony, al que le dio cinco temporadas más, 124 millones de dólares y una cláusula en la que vetaba también la opción que fuese traspasado sin su consentimiento.

Lo anterior ha sido al final lo que también le ha costado salir por la puerta de atrás del equipo, dado que cuando ha querido librarse de Anthony no lo ha podido conseguir.

Pero lo más grave que nadie quería jugar más con el caduco, desfasado ataque de triángulo, que funcionó no por su validez sino porque Jordan, Scottie Pippen, O'Neal y Bryant eran muy superiores al resto de los jugadores de la NBA.

Jackson se obstinó con un sistema que le permitió ganar 11 anillos como entrenador, el que más en la historia de la NBA, pero quedó estancado en el tiempo con una filosofía predecible y dictada por los dobles.

Los Knicks pasaron de ser decimoquintos en porcentaje de triples encestados en la campaña 2014-15 a vigésimos en la siguiente y vigésimos primeros en la más reciente, que la volvieron a tener perdedora y sin hacer los playoffs.

La mediocridad que reina actualmente en los Knicks los define por no encajar en el ataque de triángulo, además de tener jugadores encorsetados que no tienen creatividad y no participan de los adelantos e innovaciones que hay actualmente en la NBA con los Warriors de Golden State, actuales campeones de liga, como ejemplo a seguir y Kerr al frente de entrenador modelo.

Tampoco estuvo afortunado en los traspaso que realizó y mucho menos en los fichajes, dejando una plantilla sin ninguna estrella que destacar.

Pero lo que es peor nadie entiende el haber elegido como su primer entrenador de cara a la reconstrucción al entonces jugador Derek Fisher, que paso de ser profesional en activo al banquillo, en una experiencia que acabó también de forma caótica.

Menos todavía que la pasada se decidiera por otro entrenador Jeff Hornacek, que había sido despedido por los Suns de Phoenix, ante su primer fracaso como profesional en la primera experiencia que había tenido como profesional.

Lo anterior sin contar que también tuvo en el cargo tras despedir a Fisher a otro entrenador mediocre y con marca perdedora como es Kurt Rambis, de ahí que el caos y la rebelión interna dentro de la propia plantilla con el ala-pívot letón Kristaps Porzingis fuese simplemente cuestión de tiempo.

Por si todo lo anterior no había sido suficiente, Jackson hizo los fichajes multimillonarios la pasada temporada del base Derrick Rose y el pívot Joakim Noah, dos jugadores en pleno declive con los Bulls de Chicago, donde ya estaban de salida al haber cumplido un ciclo con el equipo.

Jackson para conseguir a Rose se desprendió del base español José Manuel Calderón, el pívot cubano estadounidense Robin López y al joven Jerian Grant.

Noah recibió nada menos que un contrato por cuatro años y 72 millones de dólares y se ha pasado la mayoría de la temporada lesionado y sin poder jugar.

Lo único bueno de la lesión de Noah fue que el pívot español Willy Hernangomez, como novato, se convirtió en lo mejor que le pasó al equipo neoyorquino al ser elegido al Primer Equipo de Novatos después de tener un gran desarrollo como profesional.

Pero más dramático y patético de la gestión de Jackson antes de dejar el equipo fue enfrentarse con Porzingis, el mejor jugador que tiene en la actualidad el equipo, con un gran futuro, y que de pareja con Hernangomez pueden ser los pilares del resurgir de los Knicks sin el ya despedido presidente de operaciones.

Jackson después de su experiencia como ejecutivo con los Knicks entró a formar parte de los catalogados como "pésimos" y nunca podrá estar al lado de los legendarios Red Auerbach y Riley, que también brillaron antes que él como entrenadores.

Auerbach ganó nueve títulos como entrenador de la dinastía de los Celtics y siete como ejecutivo, incluido el premio de Ejecutivo del Año.

Mientras que Riley, que también entrenó a los Knicks y los llevó a las Finales de la NBA, ganó cinco títulos como entrenador de los Lakers y tres como ejecutivo de los Heat de Miami.
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