Luca Paolini, corredor italiano del
Katusha, de 38 años, afronta su nueva vida con ilusión, la misma que le permite hablar de su pasado sin remordimientos. Hay que recordar que el transalpino presentó en su orina restos de cocaína en un control antidopaje efectuado en la cuarta etapa del último
Tour. Meses después, el italiano confesó en una entrevista a la Gazzetta dello Sport que tomó cocaína y que la usó para contrarrestar su adicción a las pastillas para dormir.
“Era un esclavo de ellas. Fue muy triste. Empecé a tomar las pastillas en 2004, cuando mi cuñado murió. Traté de quitármelas, pero generaron adicción y cuando no las tomas entras en depresión. Con ellas perdía lucidez y la cocaína vino de manera inevitable. Casi sin darme cuenta”, relató.
Tras su exclusión del Tour se recluyó en una clínica de desintoxicación en
Verona, donde gracias a un severo plan ha conseguido apartarse de la droga y hasta volver a montar en bici. En octubre, sin embargo, fue atropellado y se fracturó el omoplato y tres costillas. Ahora pasea por la montaña y escribe. "Lo hago como persona, pues he visto que hay otras cosas importantes aparte del ciclismo", con el respaldo de su mujer y en el núcleo familiar. Tiene dos hijas de 15 y 3 años.
En la clínica de Verona comenzó una dura rehabilitación. "Tomaba un medicamento antagonista porque era un esclavo del somnífero. Superar la adicción es, sin duda, la victoria más importante de mi vida. Antes llegaba a considerar que me apreciaban más como bufón que como persona. Ahora soy un nuevo ser humano y por eso necesitaba contar lo que me ha pasado", manifestó.