Boxeo Tailandés (muay thai)

El luchador gaditano de muay thai que se coló entre los diez mejores del mundo

El luchador gaditano de muay thai que se coló entre los diez mejores del mundo
"Ahora mismo soy el único europeo entre los diez mejores del mundo en la categoría de 57 kilos (peso pluma), todos los demás son tailandeses", explica. - Leticia Pastor
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 7 min lectura
Lo que empezó como una afición adolescente por las artes marciales ha terminado siendo para Carlos Coello, español de 25 años, un sueño hecho realidad: ha llegado a ocupar el cuarto puesto entre los diez mejores luchadores de muay thai del mundo y en 2016 aspira a convertirse en campeón absoluto.

Recién estrenada la mayoría de edad salió de su Cádiz natal rumbo a Tailandia con lo puesto, acompañado por un fiel amigo que decidió seguirle en una aventura que comenzaba con mucha ilusión, pocos fondos y ninguna expectativa.

"Habíamos buscado en internet un gimnasio en Tailandia en el que aprender muay thai (boxeo tailandés) y a pesar de ni siquiera hablar inglés allí que nos fuimos", cuenta el luchador gaditano en una entrevista a 'EFE' en Bangkok, ciudad donde reside.

Tras un par de meses entrenando mañana y tarde "sin descanso", Carlos consiguió que le ofrecieran su primer combate, con el que pudo acceder a un buen manager y, más tarde, a una promotora, con la que funciona desde 2013.

Su tenacidad y fuerza de voluntad, además de un físico idóneo, le llevaron a coronarse como el cuarto mejor luchador de ránking mundial profesional de muay thai en 2015, tan sólo dos años después de entrar en el circuito.

"Ahora mismo soy el único europeo entre los diez mejores del mundo en la categoría de 57 kilos (peso pluma), todos los demás son tailandeses", explica.

Pero el "gran reto" de Coello para 2016 es cumplir su sueño de convertirse en número uno, que según la última clasificación consultada ocupa el séptimo puesto mundial.

"Es mi mayor prioridad y creo que tengo opciones", sonríe confiado.




El pasado mes de marzo, durante el Campeonato del Mundo de Muay Thai, celebrado en Bangkok, Coello ganó la plata mundial en la categoría pro-amateur, lo que le sitúa "cada vez más cerca de poder alcanzar la cima", admite.

Antes de enamorarse del muay thai, siendo aún un adolescente, flirteó con otras artes marciales como el "wing chun" -defensa personal china- o el "brasilian jiu jitsu" -lucha de suelo brasileña- en humildes gimnasios de barrio e inmerso en un mundo de adultos.

Reconoce que sus amigos se burlaban por su gran dedicación para con el muay thai -siempre fue el más flaco del grupo-, un deporte que exige una formidable forma física y que al principio le infundía gran respeto "por los golpes y el dolor", pero que se ha convertido en su pasión.

"Al final te das cuenta de que el muay thai es mucho más que un deporte, es un modo de vida" asegura Coello, que dedica seis días de la semana a entrenarse bajo una disciplina casi marcial, que excluye de sus hábitos el tabaco, el alcohol y la mala alimentación.

"Nadie ha llegado a lo más alto sin esfuerzo. Si quedarte en casa cuando los demás salen de fiesta te duele más que la satisfacción de convertirte en un profesional de esto no durarás mucho tiempo", advierte.

Los días previos a los combates la rutina diaria se recrudece con una ingesta escasa de líquidos e hidratos de carbono, "la gasolina del cuerpo", según Coello, para evitar el engorde.

Nada de grasas ni azúcares y una buena ración de ejercicio físico "que te haga sudar los kilos necesarios para no pasarte en el pesaje", añade.

El control de peso es una de los aspectos más importantes con los que debe lidiar un luchador de muay thai, pues al ser éste el factor que define las categorías, si en el momento de pasar por la báscula el pesaje no es exacto, el jugador quedará descalificado.

"La previa es casi más dura que los combates en sí. Yo suelo correr por las mañanas con un chándal de plástico puro que me hace sudar lo que no está escrito (...), pero se aguanta", explica.

Según Carlos el muay thai cada vez tiene más seguidores fuera de Tailandia, "no por el deporte en sí, sino por lo que implican las artes marciales: una energía y espiritualidad especiales".

"Antes a los tailandeses no les gustaba que los extranjeros nos metiéramos en el muay thai, decían que no lo entendíamos, pero estamos cada vez más aceptados y las nuevas generaciones vienen pisando fuerte", añade.

En el mencionado campeonato mundial de marzo, otro español, Pol Lloret -de tan sólo 12 años de edad-, revalidó por quinta vez su liderazgo mundial en su categoría.

El triplete español lo completó la española de ascendencia magrebí Iman Ghbalou, que se hizo con el primer puesto en la categoría femenina amateur de 60 kilos.

"Es una pena que con tanto talento como hay en España el apoyo de las instituciones no acompañe", lamenta el luchador.

Carlos explica que "aunque la Federación Española de Muay Thai acaba de entrar en el Consejo Superior de Deportes (CSD) a través la Federación Española de Kick Boxing, los luchadores que todavía tienen que autofinanciarse para competiciones internacionales".

El próximo 24 de abril el español participará en el Super Muay Thai, una conocida competición que la cadena tailandesa Workpoint organiza y televisa cada domingo, y en la que Coello se enfrentará a otros tres países rivales -entre ellos Tailandia- y cuyo premio asciende a 50.000 bahts tailandeses (unos 1.200 euros).

Una vez que llegue el momento de la retirada -habitualmente a partir de la treintena- Carlos querría montar un gimnasio propio y enseñar a otros jóvenes con sus mismas inquietudes.

"Una vez que este deporte se te mete en la sangre es muy difícil dejarlo. Se convierte en un estilo de vida, por eso no me veo haciendo otra cosa", sentencia.
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