BALONMANO ROCAS

Rocas: "Mi vida no se comprende sin el balonmano"

Rocas: "Mi vida no se comprende sin el balonmano"
Rocas: "Mi vida no se comprende sin el balonmano" - Javier Villanueva
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Arropado por la selección española de balonmano, Albert Rocas puso punto final a su carrera deportiva este martes en un emotivo acto en el que las lágrimas no pudieron apagar la sonrisa que, durante tantos años, ayudó a forjar el carácter ganador de 'los Hispanos'

Tampoco lo logró la lesión de tobillo que ha obligado a Rocas a cerrar una larga trayectoria, plagada de éxitos, que el extremo repasó en una entrevista concedida a la Agencia EFE.

Pregunta.- ¿Con qué se queda de su carrera deportiva?
Respuesta.- Mi vida no se comprende sin el balonmano. Me lo ha dado todo. Gracias al balonmano he conocido a mis amigos, incluso a mi mujer. Pero, sobre todo, me quedo con lo que me he divertido. Para mí no ha sido ir a trabajar, sino hacer lo que me gustaba y, cuando no he disfrutado, porque con la lesión cada entrenamiento era una tortura, comprendí que había llegado el momento de dar un paso a un lado y empezar una nueva cosa.

P.- ¿Recuerda su debut?
R.- Recuerdo, sobre todo, como si fuera ayer la primera vez que -José Luis- Villanueva me llamó para entrenar con el primer equipo del Granollers. Yo tenía 15 años y recuerdo encontrarme con gente como Antonio Ugalde, Paré, Alamo, fue como estar en una nube. Pensé: yo no podré jugar nunca con esta gente, son muy buenos, esto es imposible. También recuerdo con muchísimo cariño el día que debuté con el Valladolid en un partido oficial, fue en un partido de la Recopa con el Bosna Sarajevo. Fue algo muy bonito, porque lo mío ha sido algo progresivo, yo no era uno de esos jugadores que dices 'éste va a llegar seguro'. Todo lo que ha venido después ha sido algo completamente inesperado.

P.- ¿Qué ha significado Juan Carlos Pastor en su carrera?
R.- Pastor para mí es todo, es como mi padre deportivo. Es el primer entrenador que me llama, vio cosas en mí que ni yo veía. La confianza de Pastor para mí lo ha sido todo, fue quien me hizo debutar, también me lo hizo pasar mal, porque me apretaba mucho, veía cosas que ni yo veía. Siempre estaré en deuda con él.

P.- Y después de Valladolid recaló en el Portland San Antonio, una auténtica constelación de estrellas.
R.- Mi llegada al Portland fue un momento muy bonito, porque uno de mis ídolos de la infancia era Mateo Garralda. Fue una de mis referencias, porque yo de pequeño -ríe- jugaba de lateral y poder jugar con él fue un impacto. Si luego le sumas a Richardson, a Iakimovic, a Balic, gente a la que admiraba, para mí era un regalo ir a entrenar cada día.

P.- Y tras Pamplona, por fin, la llamada del Barcelona.
R.- Tenía muy claro que en el momento en el que pudiera ir al Barça me iría, porque era mi sueño de pequeño y cuando alguien tiene un sueño no le importa ni el dinero, ni nada. De hecho, tuve ofertas mejores, pero en ese momento ir al Barca era como alcanzar una cima, cumplir mi sueño.

P.- Sin embargo, dejó el Barcelona teniendo un año más de contrato.
R.- Yo me marché porque creí que mi etapa en el Barcelona había acabado. Además, siempre quise vivir la experiencia de jugar fuera de España y surgió la opción del Copenhague. Así que me fui a Dinamarca, a una liga fantástica, con gente maravillosa, pero el estilo de vida se me hizo cuesta arriba y volví al año.

P.- Y cuando volvió se encontró con una Liga muy distinta.
R.- Solo estuve fuera un año, pero fue el año que desapareció el Atlético de Madrid y de golpe me encuentro con un Barca que lo gana todo, que no tiene rival.

P.- Ni tan siquiera el Naturhouse La Rioja, el equipo al que regresa.
R.- Vuelvo a un proyecto muy ilusionante, pero por mucha ilusión que tengas, cuando alguien multiplica varias veces tu presupuesto, es muy complicado plantarle cara.

P.- ¿En que ha cambiado más el balonmano desde que usted empezó?
R.- La máxima diferencia es que ahora se hace muy difícil vivir solo del balonmano y eso es algo de lo que los jóvenes han tomado conciencia. Si no tienes otra formación es difícil encontrar algo cuando dejas el deporte. Ahora la mayoría de los jugadores siguen estudiando, no descuidan su formación, mientras que cuando empecé había muy poca gente que estuviera estudiando.

P.- Durante muchos años se le consideró casi un talismán en la selección. Campeonato al que acudía Rocas, medalla segura.
R.- Tuve la suerte de entrar en la selección en una época en la que se ganaron muchas medallas y se consiguieron los dos mundiales. De hecho, debuté cuando ganamos el Mundial de Túnez, yo tenía 22 años y casi ni me enteré, pero cuando vi a llorar a veteranos como Barrufet o Garralda, me impactó. Entendí la magnitud de lo que habíamos hecho. Fue un momento impresionante.

P.- Y ocho años después el segundo título mundial. ¿Se vive de manera muy diferente?
R.- Lo viví mucho más, porque cuando llegas a una edad vives cada campeonato como si fuera el último. Nunca sabes cuándo vas a volver. Además, jugar en Barcelona, cerca de tu familia, lo vives de otra manera.

P.- Pekín 2008. España logró el bronce, pero la sensación es de que se perdió una oportunidad histórica.
R.- El oro era inviable, porque Francia era un equipo intocable, pero sí se podía haber conseguido la plata. Tuvimos la oportunidad de jugar una final olímpica, porque Islandia, pese a tener uno de los mejores jugadores de la historia, Olafur Stefansson, no tenía el nivel de otras selecciones. Pero ellos jugaron muy bien, nosotros no tuvimos el día y se nos fue la oportunidad.

P.- ¿Y ahora a qué se va a dedicar Albert Rocas?
R.- Voy a empezar a trabajar como coordinador del departamento de Educación Física en el en el colegio Estudiantes Las Tablas de Madrid. Estoy igual de motivado que el día que llegué al balonmano. De hecho, si me hubieran dicho qué cosa quería hacer, sería esa.

P.- ¿Se ve vinculado en un futuro al balonmano?
R.- De momento voy haciendo mis pinitos como comentarista. Me gusta estar relacionado un poco más con la comunicación y el fomento del balonmano que estar dentro de una pista. Nunca tuve intención de dedicarme a entrenar. De hecho, no tengo ni el título de entrenador. Lo que pueda ayudar al balonmano lo haré desde esa labor.

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