Javi Martínez cuenta la verdad sobre su noche en Lezama

Javi Martínez cuenta la verdad sobre su noche en Lezama
- María Marín Moriana
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura
La salida de Javi Martínez del Athletic de Bilbao fue una de las más sonadas de la historia del fútbol. Tras seis temporadas en el equipo vasco, el español dejó el club el verano de 2012 para vestir la camiseta del Bayern de Múnich, que desembolsó 40 millones por el navarro, convirtiéndolo en el fichaje más caro en la historia del club bávaro y de la Bundesliga.

Sin embargo, no es solo esto por lo que se recuerda del jugador. El club rojiblanco aseguró que Javi Martínez había entrado en la noche del 9 de septiembre sin permiso en Lezama, el centro de formación del Athletic Club, saltando la valla exterior de las instalaciones deportivas, sobre las 00:15 horas y que fue reducido por el empleado de la empresa de seguridad. El "individuo", al verse reducido, se identificó como Javi Martínez e informó que había acudido a Lezama a recoger sus pertenencias personales. Por su parte, Javi Martínez contradecía días después esta versión desde Alemania: "Me abrieron de forma totalmente normal".

Han pasado cinco años hasta que el navarro por fin ha dado su versión de los hechos con la intención de aclarar el episodio. Ha sido en una entrevista a The Players Tribune, en la que explica que él se dirigió directamente hacia el vestuario del primer equipo con la intención de recoger sus pertenencias de su taquilla.

"Sí, es verdad, fui yo. Pero casi todas las partes de esta divertida travesura están equivocadas", confirma el navarro.

Tras unos buenos años en Bilbao, fueron varias las ofertas que llegaron al futbolista. "Sabía que tenía una oportunidad única de seguir adelante después de una temporada tan buena y que tenía que tomarla. Fue el momento correcto. Cuando el Bayern de Munich me preguntó si quería venir a la ciudad y jugar para este club, para este equipo... oh, amigo. No hubo dudas de que quería ser un jugador del Bayern", continúa.

"Debido a que la transferencia se finalizó a últimos de agosto, no tuve tiempo de decir adiós a mis compañeros de equipo y de recoger mis pertenencias de las instalaciones de entrenamiento hasta el descanso internacional. Y fue entonces cuando ocurrió ese curioso incidente en Lezama, aunque ni remotamente de la forma dramática en que se informó en ese momento. Llamé al club para organizar ir allí alrededor del mediodía, pero me dijeron que no. No me dejaron ir antes de entrenar porque pensaban que podría crear malas vibraciones. Era justo, no tuve ningún problema con eso. Pero mis botas todavía estaban allí, mi tablet y mi ropa. Todo estaba todavía en mi taquilla. Alrededor de las 21:30 o más fui a Lezama para recoger todas mis cosas. Llamé al timbre durante unos 15 minutos, pero no llegó nadie. Supongo que el timbre no funcionaba. Llamé al gerente del equipo, pero él no cogió su teléfono. Sabía por mis años en Lezama que había otro punto de acceso, más cerca de los vestuarios, así que me acerqué y llamé al guardia de seguridad, Iker, para que me dejara entrar."Iker, Iker, por favor abre", grité. Salió, abrió y me dejó entrar. Recogí las cosas y me fui. Eso fue todo. No sucedió nada más".

Sin embargo, en su día, la versión no contó este desarrollo de los acontecimientos, dejando una versión muy distinta a la de Martínez: "Dijeron que había ido borracho y que había peleado con el guardia de seguridad".

El jugador, que continúa en el club alemán, asegura que aunque ahora lo recuerda con humor, en su día "estaba aturdido".
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