Algunos deportistas se quedan ciegos

Algunos deportistas se quedan ciegos
- Gracia Ávila
Gracia ÁvilaGracia Ávila 2 min lectura
Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego. Con esa frase repelía una y otra vez Mahatma Gandhi la violencia, una actitud desafortunadamente ´de moda´ en el mundo del deporte. Puedo llegar a entender que durante el calor de una carrera un piloto se nuble por la victoria y aceche a un rival, que en un partido de fútbol se produzcan entradas más serias de lo recomendado, pero cuando la furia se extrapola a la parcela personal, a la vida privada, ya se convierte en infamia, desnudando automáticamente a los héroes para vestirlos de villanos.

Los últimos en liar el taco han sido Héctor Barberá y su pareja, una exmiss jerezana. Ambos han sido condenados a seis y cinco meses de prisión, respectivamente, por agresiones mutuas. Las redes sociales han echado humo pidiendo la salida del piloto del Mundial de MotoGP, argumentando que su actitud viola todos los nobles valores que enarbola el deporte, y que además, posee antecedentes tras ser detenido por conducir con una tasa de alcohol elevada.

Eso está fatal, pero el caso más cruel de 2013 ha sido el protagonizado por Óscar Pistorius, que terminó con la vida de su pareja Reeva Steenkamp, al "confundirla con un ladrón". El sudafricano, un ejemplo de superación y valentía, al sufrir una doble amputación, era el ídolo de millones de personas con discapacidad, al convertirse en Londres 2012 en el primer atleta con sus características en acudir a una cita olímpica.
Aunque estos son los más recientes, hay otros que ya repudiamos como la agresión del exmadridista Rafael Van der Vaart a su mujer tras una discusión por celos o la absurda pelea de Christian Lell, jugador del Levante, y su esposa por la custodia de ¡sus perros! Estos son sólo algunos ciegos.
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