Las miserias del Twitter

Las miserias del Twitter
- José Manuel Cano
José Manuel CanoJosé Manuel Cano2 min lectura
Twitter. Recuerdo que esta palabra llegó a mi vida casi sin avisar, por la puerta de atrás y de puntillas, sólo era una herramienta, una pantallita, otra más, recuerdo ese recelo constante en las comparaciones con ´Facebook´ y que muchos renegaban de él aduciendo que no lo entendían. Su funcionamiento se hacía extraño y su finalidad aún más. Eran otros tiempos. Twitter. Todo un fenómeno en Estados Unidos, donde tenía tropecientos miles de millones de usuarios, la definitiva red social en la que cada uno escribe lo que quiere para interactuar con el mundo. La leche. Twitter había llegado para quedarse.

Aquí en España, donde estamos los mayores expertos importadores de la cultura ´yanqui´, acogimos a Twitter con los brazos abiertos, lo aceptamos y lo alimentamos con perseverancia. Tuiteo esto, retuiteo lo otro... son ya expresiones populares. Twitter entró en nuestros hogares y ya incluso muchos lo llevamos siempre con nosotros en los smartphones, como se hacen llamar ahora.

Para esta noble profesión periodística, Twitter es, además, una herramienta de lo más eficaz. Todo lo que ocurre en el mundo está en tus manos. Sólo hay que saber dónde buscar. Sin embargo, y como todo en la vida, tiene inconvenientes. En este caso, la gran tara de la herramienta es precisamente su universalidad. Porque ya se sabe que hay de todo en la viña del Señor, y por eso mismo Twitter, además de ser un vehículo de información sin igual, también se convierte muchas veces en un altavoz de la mentira o un simple amplificador de críticas e insultos sin sentido para alimentar egos individuales, un triste megáfono de disputas absurdas para quedar por encima que en este mundo de la información se hace aún más cruento a la par que ridículo.

Hoy ya casi todos saben cómo funciona. Sólo queda esperar un uso con libertad, el tema está en que lo sigan haciendo con respeto.
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