Girar sobre Verdú

Girar sobre Verdú
- Carlos Pérez
Carlos PérezCarlos Pérez2 min lectura
Muchos reían cuando el Betis nombraba a jugadores como Granero, Gio, Pina o Verdú. El tiempo ha demostrado, afortunadamente, que no todo en el fútbol lo mueve el dinero. En Heliópolis no llegaban a pagarle al catalán lo que otros, pero sí le ofrecían a su mujer un buen lugar para vivir. La centenaria historia de la entidad, su afición, su fútbol alegre y Europa han hecho el resto: Verdú será la guinda de un pastel aún por decorar.


La llegada del catalán tendrá más repercusión que cualquier otra, fuera y dentro del campo: generará abonados, aumentará la ilusión e invitará a Pepe Mel a modificar su sistema de juego, ése que en la 11/12 giraba en torno a Beñat y que en la 12/13 tenía como claves la velocidad y la salida por las bandas. Con Verdú, el 4-4-2 quedará desterrado, porque un jugador de tanto talento condiciona y arrastra, para bien y para mal.


Verdú aportará una manera propia de entender el fútbol; el equipo jugará para él y él hará jugar a todos los demás. Su posición ideal está por detrás del delantero, sobre un 4-2-3-1, o de interior más adelantado, en un 4-3-3. Impensable verle como pivote, donde Beñat ha sufrido mucho, y poco probable que actúe escorado a la izquierda, pese a que podría ser una alternativa con un lateral profundo y resistente que ocupase todo el carril.


Sus características le piden aparecer más cerca del área, donde tiene libertad para comprometer el pase -los delanteros de la plantilla deben estar de enhorabuena- y para, incluso, hacer goles. Con Verdú, además, el Betis ganará el especialista que pierde con Beñat y al líder espiritual que encarnaba Cañas. Verdú implica jugar bien cuando él está bien y jugar peor si él no está fino, pero es un riesgo que merece la pena correr por alguien con tanto talento.
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