El tino y los tiempos

El tino y los tiempos
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 2 min lectura
Que la secretaría técnica del Betis se ha puesto las pilas este verano es un hecho fácilmente constatable. Seis fichajes cerrados antes de inaugurar el mes de julio, por mucho que las bajas ronden la docena, supone un esfuerzo notable en anticipación y convicción, aunque las buenas sensaciones que transmite la planificación verdiblanca no sólo atañen al ritmo acelerado de las adquisiciones, sino también a sus nombres.
Joan Verdú, precisamente el último en llegar, ha dado lustre al pastel estival, que se ha ido fabricando con ingredientes prometedores (Chuli, Juanfran, Cedrick, Lorenzo Reyes...) y otro elemento que aportará consistencia (Andersen). Ahora, quedan las guindas. Y Tomás Pina contentaría hasta al más exigente de los béticos. Porque es lícito ser ambicioso, aspirar a lo mejor y no conformarse con medianías. Pero, dentro de las posibilidades reales de esta entidad, el manchego representaría un indudable salto de calidad.
Habrá que esperar. Como con Dídac. Las dudas con el lateral zurdo son lógicas, porque lleva un año en blanco por culpa de las lesiones. A los heliopolitanos les fue bien antes arriesgando (Mario, Juan Carlos, Santa Cruz), aunque siempre que no se pierda el norte en lo monetario. Con el milanista, las negociaciones están estancadas, pero no rotas. No crean a pie juntillas todo lo que se lee o se escribe. El mercado acaba de abrir al público, como quien dice, y no siempre es mejor comprar primero. El Betis es cada año más apetecible, porque los profesionales, especialmente los que empiezan o necesitan reivindicarse, valoran su fiabilidad y su escaparate, europeo este curso. Cuando agonice el baile y las sillas escaseen, la inflexibilidad perecerá.
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