Si guardáramos todas las opiniones que se vierten en la Sevilla futbolística nos daríamos cuenta de los vagos razonamientos que se hacen en muchas ocasiones. Depende de cómo sople el viento un día, unos son buenos, y otros malos, y viceversa.
La pasión con la que se vive el fútbol y el hecho de que para hablar del mundo del balón no es necesario alcanzar un excelso nivel de erudición, hace que todos hablemos libremente sin caer en muchas ocasiones de lo poco formadas y sesudas que son nuestras opiniones. El nivel de maniqueísmo alcanza cotas difícilmente superables.
Tomo como hilo conductor para esta opinión el Betis. Y en concreto, con su secretaría técnica, personificada en la figura de Vlada Stosic. La de palos que le han caído, todos ellos transformados ahora en azúcar. Si la pelotita entra... No me refiero a que el balcánico y su grupo de trabajo no merezcan estos elogios (me consta el arduo trabajo que hay detrás de cada fichaje y el número de encuentros visionados de cada futbolista que llega a Heliópolis), aunque estos debían haber sido más proporcionales hace un año. Sevilla es así, y al igual que Sevilla tiene un color especial, es diferente a la hora de abordar determinadas cuestiones futbolísticas.
De igual modo ha ocurrido con el ´descubridor´ de Beñat: Miguel Valenzuela, como así aparecía en las redes sociales el otro día. Hay que valorar el papel que tuvo en su fichaje y es justo que se lo reconozcan (aunque habría que recordar que la autoría lleva más firmas), pero en mis quince años de trayectoria he oído también muchas críticas hacia la figura del ex coordinador de cantera. Lo dicho, según como sople el viento...
Carlos Vizcaíno2 min lectura