Hace demasiado que el Sevilla naufraga atrás. En las últimas cuatro temporadas ha encajado más de 45 goles y en la pasada firmó, con 54, su segundo peor registro desde el último ascenso. Por eso una de las prioridades este verano es reforzar el centro de la zaga, donde no se conoce una pareja estable a buen nivel desde la 08/09, con Squillaci y Escudé como los hombres más utilizados en esa demarcación. Cierto que el sistema defensivo es responsabilidad de todo el equipo, pero tras hacer los deberes en la medular -con la llegada de Medel-, los objetivos estaban centrados en una demarcación tan sensible como la de central.
La dirección deportiva concedió a Fazio el papel de líder en la transición del Sevilla de los títulos. El argentino se lo había ganado con su fulgurante irrupción, pero la lesión que le tuvo en el dique seco en una etapa decisiva de su formación ha postpuesto su eclosión hasta justo el año en el que tenía que afrontar su renovación o salir traspasado. Además, en las últimas dos campañas no ha encontrado en Spahic el complemento que sí supusieron para Escudé Javi Navarro o el propio Squillaci.
Nico Pareja sí entra en ese perfil complementario para su compatriota. Pertinaz en la marca, eficaz en la anticipación, bueno al corte y agresivo en su justa medida. Un futbolista que dejó impronta de gran central en el Espanyol, de ahí que tanto Monchi como otros directores deportivos españoles trataran de arrebatárselo, sin éxito, a los tentadores petrodólares rusos.
Pero la historia reciente del Sevilla está llena de segundas oportunidades para futbolistas que pudieron ser y no fueron. Ahora le toca el turno a Nico, aunque quizá sea tarde para que sea Pareja ideal para Fazio.
Enrique García2 min lectura