La excusa la ha proporcionado el 23-S. El pretexto, el proyecto ´Ahora, Betis, ahora´. Puede que sea el momento de remendar los errores del 92. Pero no del 92 que contó Lopera, sino el de casi 500 millones de pesetas suscritos bético a bético, pueblo a pueblo y peña a peña. Ningún club atomizó tanto su capital en la conversión a SAD que propició el gobierno de entonces. Después nos vendieron que un mecenas y santo varón salvaba al Betis de la desaparición. Para mayor gloria del personaje (Manuel Ruiz de Lopera) se escenificó en vídeo aquel 30 de junio. Todo mucho antes de inventarse ´youtube´. Todo bajo una ingenua complicidad de los resortes clave de la ciudad. Aquello sí que fue una perfecta estrategia propagandística, una gran impostura. Seguramente, nos falta perspectiva para tomar conciencia del pionero movimiento de dinamización social que está teniendo lugar estos días bajo una carpa. Un punto de encuentro donde los accionistas salen de su clandestinidad para entregar sus títulos con la misma buena fe de hace 23 años. Así que si Alaya, la Audiencia, el Mercantil y nuestra memoria son una película inventada por un puñado de béticos resentidos, ya me dirán lo que es Farusa S.L.. El único sostén de Castaño frente a miles de béticos que exigen mirar adelante. No escucharles resulta una enorme torpeza.
Eduardo Gil2 min lectura