Cuestión de esperar

Doce puntos en dos jornadas para los nuestros. Seis lejos de Villamarín el Betis de Mel, que pisa fuerte y ganará muchos partidos fuera con esa contundencia, y seis en el Pizjuán del Sevilla de Emery, que para estar en crisis se ha cepillado al equipo cinco veces campeón de casi todo y, de paso, le ha devuelto al Barcelona la de Tiflis. A la foto de familia del sábado le añadiría otra de grupo cada vez que se empate o pierda también. Así nos ahorramos cierto ventajismo solo a la hora del triunfo. Ojalá el equipo de Unai esté curado, pero me temo que aún queda. El problema del Sevilla está -y digo está- aún en lo futbolístico y serán los resultados los que desgasten o no el proyecto mejor intencionado de todos los que ha armado Monchi. Y no nos llamemos a engaño. En los dos equipos sevillanos se sigue tirando de lo que había la temporada pasada. Acaso las apariciones titulares de Andreolli, Krohn-Dehli y N´Zonzi, en uno, y de Westermann y Petros en otro. Es como si siguiéramos en pretemporada y en busca de un modelo. Así que es pronto tanto para rasgarse las vestiduras como para tirar cohetes. El Sevilla está mudando de piel y empieza a ver los primeros resultados ahora que estrenamos octubre, el Betis ha olvidado sus flaquezas defensivas y se permite buscar el tercero después del segundo. No viene a cuento el parón, pero habrá que disfrutarlo. Por todo eso permítanme por segundo lunes consecutivo soñar con una temporada redonda para ambos. Es cuestión de esperar.