La Concha

Desconozco si la variante maternal es más o menos grave que la fraterna. Pero si para justificar una expulsión tenemos que hacer un tratado contextual de cada expresión para saber si efectivamente estamos ante insulto, mejor nos ponemos en tratamiento psiquiátrico. No le vendría mal al tal Javier Tebas, el mismo que defiende a Mascherano mientras criminaliza a miles de béticos del Villamarín y de sevillistas del Sánchez Pizjuán cada semana, con informes propios de un régimen totalitario, que no entiende nada excepto de prohibir a golpe de edicto. Recordemos que esta atmósfera ´orwelliana´ la han fabricado para desviar la atención del auténtico foco de violencia del fútbol español que todos sabemos que está en el Manzanares. Hasta la UEFA lo ha comprobado recientemente. Así que los artistas que deben dar ejemplo se meten el dedito en el ojo, se escupen, denigran con agravios racistas o sencillamente se acuerdan de tu familia€ y debe pesar el atenuante del contexto. Al que paga un abono a precio de salario mínimo y mantiene el negocio del balón rodando, a ese, que le vayan dando. Abono personalizado, sanción, multa, exclusión y cierre de graderío para que el vecino de localidad se chive a la más mínima si elevas el tono. El mundo en el que vivimos es lo suficientemente opresivo en nuestro día a día para que la sociedad no encuentre sus resortes de escape. El fútbol lo es. Y esconde tras sus gradas nuestro fracaso como colectivo humano. Cada uno a lo suyo, pero en el campo todos a una. Tebas no persigue una nueva cultura de espectáculo de masas sino que dejen de gritarle en los estadios para que se vaya. Y eso es como pedirle a un argentino en caliente que deje de acordarse de la concha de tu madre€ o de tu hermana.