La paz de Ollero

La paz de Ollero
- Eduardo Gil (29/10/2015)
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
Sus críticos piensan que Ollero juega a político en esto del fútbol, que lleva tres ratos en Heliópolis como para colgarse medallas que soportan otros hace décadas. Que está bien que no se haya quemado con nadie y se hable con todos, pero que el legado no llevará su sello, sino el de muchos que pelearon en las trincheras judiciales, superaron la calumnia o vivieron en la disidencia.
Por otro lado, los que ven a Lopera con las manos juntitas entienden que Ollero está perfectamente legitimado para coger el toro por los cuernos en la negociación. Que no sólo es el presidente, sino que lo tiene claro desde hace meses. Una empresa que no puede mirar ni a medio plazo, es un barco que está en puerto en vez de navegar. Además, Ollero lo sufre a diario. Y lo teme. Diciembre está a la vuelta de la esquina y la Junta Ordinaria requerirá el mismo esfuerzo que el 23-S, o habrá un serio disgusto.

Al más mínimo error, el eje Castaño-Lopera-Oliver reventará el Villamarín y cualquier posible acuerdo extrajudicial. Por todo ello, debemos entender el mes y pico de silencio administrativo del club, hasta ayer, como un periodo de conversaciones íntimas entre béticos. Pero es que detrás del blindaje a Ceballos, espera Adán, el gol sur, el patrocinio, el contrato de tv, la radio€ y un sinfín de promesas por cumplir. Mientras se logra o no la paz, hágase.
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