En fútbol, es tan políticamente incorrecto, que no se le ocurre proclamarlo abiertamente ni al que asó la manteca. Moverse en la delgada línea entre el realismo y el derrotismo supone el riesgo de caer en un tabú. Nunca digas nunca jamás, Unai. Porque negar esa obviedad es propio de la fe sevillista, la que parece despreciar Emery, que no entiende que, en apenas ocho años, el Sevilla se ha inventado un palmarés de, nada menos, 8 títulos.
Últimamente victimista, errático en este comienzo de temporada y en apariencia desencantado, esa sensación da Emery. ¿Ha perdido ilusión o simplemente el rumbo? ¿Qué o a quién quiere provocar? Todos sabemos que el plan era disfrutar de la Champions y asegurar la tercera o la cuarta plaza liguera para sostener el presupuesto de más de cien kilos que garantiza los sueldos de ¿estrellas?, que llegaron tarde al rescate de El Madrigal como Llorente. Puede que todo sea para hacernos el cuerpo a volver a intentar la aventura de la Europe League vía tercera plaza del grupo de la muerte, puede hasta que Emery tenga razón en hablar así de claro... pero transmitir ese mensaje es tan inoportuno que parece anticipar que el martes el Sevilla quedará eliminado por el City, y eso nadie está dispuesto a admitirlo por adelantado.
Eduardo Gil2 min lectura