Hasta hace bien poco, el beticismo coincidía en aquello de ´Pepe Mel es nuestro pastor, y, con él, nada nos falta´. Pero resulta que el algodón no engaña, y, ante el Athletic, el Betis hizo el peor partido de lo que llevamos de ejercicio, en buena medida porque Valverde se comió el planteamiento bético en la pizarra. N´Diaye ni fija ni da esplendor y, cuando vinieron a su rescate, los centrocampistas verdiblancos se atropellaban. Está visto y comprobado lo arriesgado de jugar con un solo pivote y dos puntas siendo un recién ascendido que saca la intensidad intermitentemente. ¿De verdad hacía falta meter de inicio al tal Ricky? ¿Venía su suegro Neeskens a verle al campo? Y aún hay más. ¿Está Pezzella para el ritmo de la Primera división en España? No es que haga falta otro Joaquín en la izquierda que equilibre las cosas: es que, a este paso, el de El Puerto no llega a los 35 tacos en activo. Se mata él mismo en el campo antes. Y, sin Joaquín, no hay ´party´, ni Betis, ni nada que se le parezca a día de hoy. Rubén solamente es decisivo en el área, y cada vez va más a las claritas. El habitual toque de a rebato en Segunda bastaba para ganar, golear y subir. La Primera es otra historia, y el Betis está a punto de caerse con todo el equipo. Ni Macià ni Mel, sino todo lo contrario. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Eduardo Gil2 min lectura