La paradoja es que si Emery suelta las riendas del juego como ante el Madrid, no sólo gana el Sevilla sino que convence con fútbol. A Mel le ocurre lo contrario. Cuando renuncia a sus principios y juega a contraestilo, gana partidos como ocurrió en Málaga. Es cuestión de adaptarse.
Unai es menos directo y su mensaje tiene menos penetración. Pepe es un comunicador más eficaz que nunca te deja indiferente. El primero sufre ataques de entrenador en la pizarra, el segundo más bien en alguna rueda de prensa. Diría que ambos son tan emocionales que ponen en práctica nociones de coaching, puede que sin saberlo. Y al final, uno ha acabado alineando a Konoplyanka y otro ha entendido que no siempre se puede ir a pecho descubierto. En esta ciudad triunfan dos tipos de futbolistas, los de calidad y los que se dejan la piel. La frase no es mía sino del Kaiser Antonio Alvarez. En material de entrenadores supongo que es cuestión de ganar y caer de pié a partes iguales.
Trabajo y talento se les presupone, aunque siempre dependen de terceros. Alineadores que absorben toda la presión, inspiradores de estilo que instauran una dinámica de trabajo, conductores de grupo y líderes. A veces solamente se trata de hombres de suerte, o no. Susceptibles ante la crítica, Emery y Mel, para bien o para mal, ya han hecho historia por aquí. Pero todos queremos más...
Eduardo Gil2 min lectura