Desafío soberanista

Desafío soberanista
- Eduardo Gil
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
Te apoyo como presidente, pero me querello contra ti. Es más o menos lo que vino a decir Jose Gómez Miñán, el litigante del grupo de Utrera que no quiere otro compañero de viaje en la sociedad Sevillistas de Nervión, que a la familia Del Nido. Así que estamos en un lío de padre y muy señor mío. La transparente conversación del sagaz Manolo Martín en Canal Sur Radio con el accionista principal del Sevilla, nos deja un cuerpo extraño a menos de un mes de la próxima Junta General. Surgen mil preguntas, aunque la primordial atañe a la convivencia diaria en el consejo de un vicepresidente que tiene en los tribunales a su presidente.

No quiero ni imaginar la de energías que se han gastado para que públicamente esto no se salga de madre. Pues ya está desatado. Me temo que estoy tentado de cierto maniqueísmo. Y es que el Sevilla siempre ha sido lo primero para los sevillistas bajo la ley no escrita del fútbol: lo que funciona no se toca. Es decir, lo intereses individuales siempre se han sometido al sentimiento del colectivo. Están aún calientes dos títulos, viva todavía la Champions y a punto de aprobarse un presupuesto que supera los cien kilos. Demasiado tentador. Así que el atrevido vástago de Del Nido quizá entienda que Castro está viviendo de las rentas y que el privilegio de ser presidente le pertenece como heredero de un apellido que metió al club en el siglo XXI.

Ambición legítima, aunque aparentemente precipitada, el consejero Junior mantiene su mando en plaza, una completa visibilidad y, de momento, el respeto de la tribu. Eso que justamente no se gana en los tribunales. Ahora se la juega delante de los sevillistas como mejor baza para el futuro y puede que no le perdonen su osadía esta vez.
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