Por la mañana sale el sol

La hora del sevillismo

La hora del sevillismo
- Eduardo Gil (20/11/15)
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
Si Castro, Alés y Guijarro suman un 4% cada uno, Carrión añade otro 14% y el atomizado se arrima a la causa (no se mueve un varal mientras el equipo funcione), poco tiene que hacer Del Nido, junto a Gómez Miñán o Jesús León, el presunto testaferro en duda metódica. Sencillamente, no llegan, y, además, quedan en evidencia. El sueldo de uno, la minuta del otro, la sombra de Promoesport… No son ni el Cabeza ni el Culebra, pero quizá estén pensando: “El mundo es nuestro”. Y, si Castro ha pasado a la acción, podría dejar sin vicepresidencia ni gabelas a la familia. Eso sí, se descarta la dimisión de Del Nido Carrasco, porque no es una cuestión de dignidad, sino de poder.

Desde dentro, acusan veladamente al presidente de entorpecer el día a día, de no estar a la altura, de filtrar lo que no debe; quizás el mérito del hombre, que algunos siguen considerando de perfil bajo, es haber sido capaz de estrechar manos y haber dejado hacer. Lo señalan como cuchara, pero reina. Castro no engaña, y se equivocaría si intentara no ser él mismo. Ése es precisamente su fuerte. Es un sevillista más, con el que se identifica el socio y el accionista. Mientras el equipo va, el club está viviendo en el alambre y se palpa el ‘basta ya’ en buena parte del sevillismo, hasta ahora desmovilizado. Los minoritarios son mayoría; les toca decidir en momentos convulsos. Un día será el turno de algún vástago de Del Nido o de Carrión (que para eso es el máximo accionista individual), puede que de Monchi… ¿Pero, entonces, quién ficha?
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