El otro carné del Betis

Es la guerra. Mientras Lopera juega a dos bandas (ahora negocio la paz yo, ahora mis abogados) y Oliver resucita a los béticos a base de calumnias, sólo falta saber cómo encajará Castaño que el club por fin entre en el cuerpo a cuerpo. Los béticos están llamados a una segunda vuelta electoral, y ya nadie esconde sus cartas. Nadie dispara con balas de fogueo. Unos se han llevado por delante la ley de protección de datos y algún muerto, que resulta que está muy vivo, y otros, la candidatura oficialista, inician la campaña con una aplastante oferta: con la excusa de actualizar el registro de accionistas, se llama a los accionistas y se les ofrece un carné, un descuento y un regalo. Si alguno quería transparencia, ahí la tiene.

El consejo de Ángel Haro y José Miguel López Catalán no se corta. A menos de tres semanas para que se celebre la junta general ordinaria, muy estético no parece, la verdad. Pero la refriega les obliga a tirarse al barro. Aunque la genialidad se le hubiera ocurrido a la candidatura opositora, ´Mucho más que un sentimiento´, difícilmente la habría podido costear, y más con las sentencias que se avecinan. Durante décadas, nadie mimó a los accionistas. Se les despreció y se les manipuló. Es lo que tiene la democracia. Un bético, un voto. La noche del 17 de diciembre, todos sabrán que ha llegado la hora del beticismo sin necesidad de mirar el reloj que con tanto orgullo estrenarán en la asamblea.