Los irresponsables Macià y Ollero

Pese a que el empate y, sobre todo, la imagen de Villarreal han templado los ánimos, la calma que estos días se vive en el Betis está a la espera de que ocurra lo lógico ante el Madrid –que se pierda- para que se desate una nueva tempestad. Sin Mel ya para culpar, Macià, Ollero, Haro y López Catalán se llevan los palos. Los dos primeros son, principalmente, los señalados.

Al valenciano se le critica que no lleguen fichajes; al segundo, que echara a Mel o que, una semana después de haberlo echado, no esté aquí ya su sustituto. En resumen, se les tacha de lentos e irresponsables. ¿Lo son?
Si fueran unos irresponsables hubieran esperado tranquilamente a que Mel hubiera caído ante el Sevilla, contra el Villarreal –con el equipo como estaba, muerto, no hubiera tenido opción- y ante el Madrid esta semana y la propia afición bética, que ya coreaba lo de ‘Pepe, vete ya’ en los últimos partidos, le hubiera puesto la puntilla. Y ellos habrían salido de rositas. Sin pintadas en su casa ni nadie que les pusiera la cara colorada.

Si fueran unos irresponsables ya habrían traído a uno de los muchos técnicos que les han ofrecido -decenas les han puesto encima de la mesa- y no seguirían negociando con el que ellos entienden que es la mejor opción, no para este año, sino para el proyecto futuro que quieren hacer a tres años vista. De igual forma que lo hubieran hecho hace un año, cuando Ollero, Alexis y el resto de la cúpula estuvieron un mes decidiendo quién era el mejor entrenador para lograr el ascenso. Y acertaron con la elección.

Si fueran unos irresponsables, habrían callado las críticas con los tres o cuatro fichajes que pedía Mel cuando su queja real desde el verano es que había demasiados jugadores. El plan es el previsto por Macià y su equipo y es el que quedó pendiente entonces: aligerar la plantilla. Y ya han salido tres. La previsión era hacer uno o, a lo sumo, dos fichajes para completar un plantel que tiene capacidad para cumplir el objetivo. Y las presiones no lo van a cambiar. Aunque tal vez la lesión de Piccini obligue a un esfuerzo mayor.

Si fueran unos irresponsables, tanto en el caso del entrenador como en la actitud ante el mercado de fichajes, se hubieran acogido a la práctica habitual que tantas veces hemos visto por Heliópolis en las dos últimas décadas. Cambios y fichajes para callar bocas, sin previsión ni planificación. Pan y circo para la masa. A largo plazo, ya sabemos como suele acabar eso.