Es pronto aún

Pasadas dos semanas de la llegada de Zidane al banquillo blanco, parece que se haya instaurado un clima de positividad, que habría que esperar para ver si también es tal en el mes de mayo, que es cuando uno se juega lo verdaderamente importante. Que fuera (creo) como jugador uno de los grandes no quiere decir que lo sea como entrenador, y digo esto porque de las palabras que firmó hace una semana con respecto a que el fútbol no es tan complicado, permítanme que les asegure que, como técnico, creo que hay muchas cosas que hacen que esta profesión sea muy pero que muy complicada, y que afirmar de esta manera y no dudar de lo que uno hace no supone sino caer en la ignorancia del entrenador.

Aristóteles afirmó: "El ignorante afirma; el sabio duda y reflexiona". El Madrid es una montaña rusa: un día firmo a Rafa Benítez, con una trayectoria reconocida; a los cuatro meses, lo echo, contrato a Zidane, aquel entrenador que dirigía al Castilla sin tener el título en posesión, y después… ¿Será la vuelta de Mourinho? El tiempo nos dirá cómo es Zidane como entrenador, pero es muy pronto para sacar conclusiones, puesto que en el largo plazo es donde se ve tal capacidad.

En lo deportivo, sin duda el potencial de un equipo en el que, si los jugadores se centraran más en la que debería ser su única preocupación, como es la de jugar, haría bueno al más normal de los entrenadores, puesto que, cuando quieren y se ponen el mono de trabajo, aparece el talento, que marca la diferencia.

Destacable la transición ofensiva de un Real Madrid que no necesita realizar un ataque organizado de manera horizontal para que, verticalmente, en un pase al espacio, te genere ocasiones claras de gol, puesto que jugadores como Cristiano, Bale y Benzema dominan a la perfección estas situaciones. A nivel defensivo, se trata de un equipo en el que su línea de finalización no colabora muy activamente en la resta, siendo Modric y Kroos los que basculan constantemente a los carriles laterales para realizar ayudas a sus respectivos defensores. El carril izquierdo es el más vulnerable, defensivamente hablando, dada la proyección ofensiva de un Marcelo que aporta mucho en ataque, pero que descuida su zona de contención.