El triángulo de la incertidumbre

El Betis sigue habitando en el triángulo de la incertidumbre. Cada semana que trascurre, se aferra inexplicablemente a ese curioso espacio y juega a su antojo con las tres combinaciones posibles que rotulan cada vértice del polígono de tres lados: el error, la duda y el acierto.

A estas alturas de la temporada, se han visto muy pocos aciertos en verdiblanco y, por desgracia, demasiados errores. Pero lo realmente preocupante, en mi opinión, es permanecer en la duda. La duda te confunde; la duda te mata. El Betis vive sumido en la indecisión desde hace largo tiempo. Se vio, por ejemplo, frente al Sporting, donde el equipo no supo cobrarse los tres puntos ante un rival directo mermado por las bajas y también por el cansancio. Una decepción.

Las ganas del equipo y el lavado de cara que le ha dado el bueno de Merino a la plantilla son innegables, pero hace falta el acierto para asentarse en la tranquilidad. Hacen falta dos o tres victorias consecutivas que alejen los fantasmas y sirvan para soltar a los jugadores, encorsetados con los hilos de la duda. Es cierto que este curso ni se parece al del último descenso, donde el Betis, en este momento de la temporada, ya surcaba perdido por el Triángulo de las Bermudas, buscándose a sí mismo. Ahora el viento no sopla de Levante; parece que el temporal le da al Betis una tregua de seis puntos, pero cuidado con las dudas. El titubeo ha sido lo que históricamente a este club siempre lo ha hundido sin ningún tipo de receso.

Hoy, una nueva oportunidad. Llega al Villamarín un equipo alegre en su juego, con un entrenador valiente, de esos que su discurso a nadie deja indiferente. Se presenta con alguna que otra baja de importancia en sus filas; el equipo verdiblanco también las tiene. No obstante, se quiere ver la mejor cara del Betis, no la cruz de todos los choques donde se juega algo importante. A pesar del tiempo, de las nubes y de los chaparrones, esperemos que hoy día sábado no nos parta un ´Rayo´. Porque, en realidad, es igual de malo agitarse en la duda que descansar en el error.