Por la mañana sale el sol (Opinión)

Tararear el himno

Tararear el himno
- EDUARDO GIL
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
Aunque no tengamos letra, siempre podemos entonarlo. Cualquier cosa menos el silencio, mientras suena el himno de España en la final de Copa del próximo 22-M. Es la mejor manera de dignificar la previsible pitada del independentismo que se esconde detrás de los colores azulgranas del Barcelona. Y a ver quién logra subir más los decibelios. La final se empezará a ganar desde la garganta. Esa debe ser la misión del sevillismo militante que se desplace a Madrid. La idea no es mía, sino de Salva Ballesta, que de políticamente correcto tiene muy poco. Resulta que el concepto de patria con el que se educó Salva anda en desuso. El código militar le enseñó a defender la bandera como si se tratara de su familia: “Tú vas a otro país y todos defienden su bandera, aquí parecemos todos gilipo- llas”. Resulta que los emblemas se han manoseado tanto políticamente, que haría falta ganar un Mundial cada cuatro años para darle naturalidad a los símbolos con los que aún nos identificamos la mayoría. Sobra mojigatería en este país. Por ejemplo, si hoy le cantaran el “Salva muérete”, como cuando jugaba en San Mamés, dudo que a Tebas le llegara ningún informe a la LFP. La paradoja es que para expulsarte de un estadio ya sólo hace falta ser activista en Twitter. El Betis, que lleva años intentando desprenderse del aroma tiránico de Lopera, va y actúa como él. Utilizando los estatutos del club para vetar el acceso al estadio de un socio que ha pagado su abono y ha sido crítico hasta el extremo de la calumnia en una red social. Lo que pretendía ser un golpe de autoridad, parece una muestra de debilidad. El consensuado proceso judicial que está a punto de terminar no cuadra con semejante torpeza. Puede que alguien haya dado por concluida la transición por adelantado.
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