La corriente de opinión en fútbol cambia con el viento. Acaba de alzar la voz el entrenador y ya se le reprocha. El Betis fue goleado en el Calderón por los errores individuales de Westermann en el primer y segundo gol (antes del fallo de Adán) y alguno más en el tramo final cuando se quedó enganchado en el fuera de juego. Lo alineó Merino y es su responsabilidad, compartida con la lentitud del alemán.
En algún sitio debe estar escrita la prohibición de que hagan pareja Germán Pezella y Heiko, como le llama Bruno. Es evidente que el tinerfeño compensa con su potencia las carencias y la falta de velocidad de cualquiera de los otros dos. En el debe de Merino, su suplencia.
En el haber del linense, haber salvado al equipo mucho antes de lo previsto. Acaso queda ganar un partido de 7 y algo más. En agosto avisé del fiasco 'VdV', en septiembre reproché al consejo haber subcontratado la dirección deportiva. La planificación no llega al aprobado ni raspado. Y ese no es el Betis que tiene Haro en la cabeza. Los ídolos caídos empiezan por 'M'. Mel, Maciá y ahora ¿de veras le toca a Merino por perder tres partidos? Merino siempre cumple, al tiempo.
Eduardo Gil2 min lectura