De repente, la caída

El Barcelona sumaba 39 partidos sin perder hasta hace 11 días, era el líder de la liga regular hasta que ha empezado a perder a la hora de los ´play off´. A este paso puede tirar la temporada y esperar consuelo precisamente en el Calderón ante el Sevilla en la final de Copa. Algo pasó tras el parón de selecciones. Los cracks que volaron no eran los mismos que volvieron. El ahorro energético ante el Madrid lo cortocircuitó todo. El campeón se olvidó de rotar, empezó a hacer cálculos y a dosificar en vez de seguir mordiendo. Los síntomas de caída quedaron camuflados en la ida de los cuartos con la expulsión de Torres y los goles de Luis Suárez ante el Atlético. El uruguayo sostiene al equipo mientras Messi anda renqueante. Y cuando llegó la derrota de Anoeta saltaron las alarmas. Hay liga. Hasta el punto de que si aguanta el tirón, puede ser colchonera. Simeone lleva toda la temporada agazapado y manejando el objetivo de la tercera plaza. No más. La humildad de un grande. Capaz de convertir jugadores notables en un equipo sobresaliente que controla el juego sin necesidad de mantener la pelota. Como el Leicester en la Premier, un modelo futbolístico que economiza de otra manera.