Las notas de Hugo (Opinión)

El Betis, contra su estilo

El  Betis, contra su estilo
- Hugo Salazar
Hugo SalazarHugo Salazar3 min lectura
No al conformismo. Parece ser esta sugerente frase uno de los ‘estatutos’ de la actual directiva del Betis. En el club se trabaja ya a toda máquina en lo que será la composición de unas bases mucho más sólidas, un lavado de cara en toda regla. Sería bastante tedioso caer en el tópico escribiendo eso de que las palabras se las lleva algún viento, pero del dicho al hecho ya saben. Este compromiso adquirido con el beticismo no será a corto plazo, pero una vez conseguidos los puntos necesarios para disfrutar otro año más en Primera, deberían verse algunos retales de lo que será el nuevo Betis en un equilibrio cualitativo con su afición.

Ha quedado demostrado en estos últimos tiempos que la idea de democracia en el Betis no funciona. No seré yo quien apoye una dictadura, Dios me libre, pero un club de fútbol en el que nadie tenga mando en plaza se desvanece poco a poco. A veces da la sensación que el Betis como institución es una copia del camarote de los hermanos Marx, todo es locura y enredo. Se han visto y oído muchas ideas para el cambio en todo este tiempo, pero al final nadie hacia nada, nada de nada. Por eso, el hecho de que el Betis tenga su propio patrón podría ser solución a todos los males. Eso sí, para no caer en errores de antaño, sus nuevos mandatarios deberían consensuar todas las decisiones rodeándose de gente de fútbol, gente profesional con savia balompédica y muchas ganas de trabajar. Acierten en ese casting para darle gloria al Betis.

La Feria se nos va, y gracias a que el pasado sábado en un partido infame el equipo salvó los puntos gracias al de siempre, el Betis no se pasea hoy por la calle del Infierno con el susto en el cuerpo. Menos mal. Y me temo que por eso de pregonar que el equipo está casi salvado se vea hoy en Vigo al Betis de la pájara. Al menos den la cara, por favor.

Nos esperan semanas y meses de muchas decisiones. A ver si de una vez por todas se hacen bien las cosas, y tocan la tecla adecuada, la más afinada. Se presupone todo el apoyo, pero también todas las incógnitas. El bético se ha vuelto muy incrédulo. Ya veremos donde quedan todas esas promesas, en el agua o en el escudo.
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