Con Jorge Molina se despide también una época. Media docena de temporadas en las que el Betis ha vivido la transición de la autocracia a una compleja república con matices judiciales y concursales, de los que aún no se ha salido del todo.
Una etapa a la que se quiere poner fin con la llegada de Poyet, destinado a instalar la excelencia en Heliópolis. El ´9´ es una metáfora del Betis de estos años. Compromiso, generosidad, esfuerzo y, por supuesto, sus goles, que han contribuido a sostener y regenerar a la institución en momentos delicados.
Con Molina se va el cincuenta por ciento de la pareja más exitosa de aquel Betis de Mel, que ascendió de Segunda a Europa. Y aquel equipo estaba vertebrado por cuatro futbolistas, incluido Molina: Beñat brilla ahora en Bilbao: Salva Sevilla aún da guerra en el Espanyol; y Rubén, el cómplice goleador de Jorge, que es el único que queda.
Su cita con la justicia de la próxima temporada hace dudar en Villamarín, pero a ver quién le pone el cascabel al gato y se atreve a renunciar a otros 18 goles. Y aún está por ver si el que viene mejora también los 77 de Jorge Molina Vidal