Aunque la elección es atrevida, la decisión de Quique obliga. No hay en el mercado español un técnico de garantías, piensa el Sevilla. Así que hay que arriesgarse y que el cambio sea lo menos traumático posible. O que lo sea para ganar más, si eso es posible.
Estreno europeo a lo grande para Sampaoli, sin experiencia en el fútbol continental, y menos en Liga de Campeones. Desde que una lesión le dejó sin fútbol a los veinte años, le ha costado muchos años llegar a la élite. Quizá sea su aire extravagante. Los jugadores que pensó para Emery, los asume Sampaoli. El club firma y remata la planificación con los matices del argentino, si es que los hay. Los fichajes los pone Monchi, las palabras, el versado Juanma Lillo. El empuje, el ex seleccionador de Chile, que es más Unai que Rudy: análisis casi científico del rival, el estado anímico del grupo... aunque es otra historia.
Por encima de todo, Monchi ha tomado buena nota de lo que desea el sevillismo: fútbol ofensivo.
Su personalidad es indiscutible y apostará por un Sevilla protagonista y mandón. Ojalá lo consiga. El discípulo de Bielsa añade cosas de su propia cosecha y seguro que no dejará a nadie indiferente. Por algo dicen de él que es el loco que sigue al loco.
Eduardo Gil2 min lectura