En Barcelona decepcionó; en Valencia rompió una racha negativa que duraba 30 interminables años; en el Sánchez Pizjuán compitió con agresividad y redujo a la mínima expresión la distancia deportiva y presupuestaria que le separa del Sevilla; y hoy en San Sebastián está por ver qué Betis comparece ante la Real Sociedad, a la que no gana en su estadio desde hace 13 años, concretamente desde el 6 de diciembre de 2003, con Capi, Juanito y Joaquín (2) como goleadores. De este equipo se hablará ya, cada nueva temporada, como aquel que fue capaz de romper el maleficio en Mestalla y... ¿en Anoeta? Poyet ha priorizado, con buen criterio, recuperar la fortaleza en el Benito Villamarín, frenar la sangría de puntos que se han escapado en feudo propio; pero sumar o ganar en corral ajeno tiene un efecto multiplicador desde el punto de vista anímico, y numérico, que puede dar un impulso decisivo a las aspiraciones del Betis. Perder antes de un nuevo parón liguero no es nada recomendable, y hacerlo antes de la visita del Madrid, tampoco. Sin Durmisi ni Rafa Navarro; sin Sanabria o Jonas Martin, que aún no pueden subirse al carro; pero con Joaquín enchufado, Rubén feliz -virtualmente renovado- y un equipo con argumentos, Poyet quiere repetir la imagen y el resultado de Mestalla. Un reto tan difícil como apasionante: escribir en campos malditos una nueva historia.
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