Opinión

Rafael Gordillo: el corazón de un hombre bueno

Rafael Gordillo: el corazón de un hombre bueno
- Joaquín Adorna
Joaquín AdornaJoaquín Adorna2 min lectura
El ´Vendaval´ del Polígono sopla -respira- fuerte. Un susto. Otro susto de un corazón grande empeñado en latir fuera de compás. Dos ´stents´ en la coronaria derecha -en la izquierda todo era fuerza, talento y arte- y todo otra vez en su sitio, donde debe estar para quien merece nuestros mejores deseos.

A Gordillo hay que tratarlo muy poco para apreciarlo muchísimo. Ha sembrado amistad con su buen talante por todos los rincones de España, en todos los ámbitos, entre amigos y conocidos€ con un mirada noble y humilde, siempre de igual a igual. Ahora, y hace muchos años. Con él inauguró ESTADIO Deportivo una serie de obras de figuras tan emblemáticas como Julio Cardeñosa, Rogelio Sosa, Pablo Blanco, Manolo Jiménez€

El ´Gordo´ fue el primero y el primero, siempre, cala hondo. Homenaje en plena vida, como debe ser, que tuvo otro maravilloso capítulo en el Benito Villamarín, en un inolvidable partido ante el Madrid en el que pude participar a pie de campo con Antena 3 Televisión. Un lujo compartir su fiesta. Ha sembrado en las salas de frac, en escenarios de esmoquin y en la peña más modesta del pueblo más pequeño de nuestro país. Y hoy recoge toda la fuerza y el aliento de quienes han quedado atrapados alguna vez, en cualquier fugaz encuentro, en su encantadora naturalidad.

Admirado y querido por béticos y sevillistas, recibe el respeto que siempre ha regalado. Generoso, desprendido y sevillano de irresistible humor sevillano, ese que arranca sonrisas sinceras. Un artista elegante. Un corazón muy bético. Hay en sus venas gotas verdes de sangre. Pero su alma refleja un Gordillo sereno. Y más que un futbolista con clase es, en el buen sentido de la palabra, un hombre bueno.
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