Como
Adán empieza a ser el que todos recordábamos y los rescoldos de la hoguera que encendió están ya extintos, hay que buscar otra diana sobre la que lanzar dardos. Siempre quedará el
club, (des)gobernado por gente sin peso ni nombre, que sigue sin hacer nada a derechas. Pero lo que vende de verdad es
atizar a la plantilla, porque manda narices que
Perquis y
Jordi Figueras, con lo malos que son, lleven dos jornadas ayudando a que el equipo deje la portería a cero. Y una puya fácil y segura es la que se dirige al juego del equipo. Impacta fijo, porque resulta casi imposible defender que aquél enamore o inferir que vaya a hacerlo próximamente.
Ocurre que no recuerdo dónde pone que el
Betis tenga que ascender con brillo y lentejuela. Si alguien esperaba que, con
Julio Velázquez en el banquillo, los verdiblancos bordaran el fútbol, no deben haber visto al
Murcia el curso pasado. La plantilla no es la misma, obviamente. Y 'su'
Villarreal no era tan conservador, es cierto, pero tampoco el castellano-leonés ha jugado al despiste. Presión alta, transiciones rápidas y encomienda a los buenos. Punto. Ésa era su
receta. De ambicionar otra, seguramente habría porfiado por la contratación de un medio más creativo. Pero no le hacía falta. O, mejor dicho: tenía otras prioridades. Mejor gente rápida por fuera, con tendencia a la diagonal y al disparo. Por dentro, más músculo que fantasía, ya que la osadía de
Rubén,
Cejudo,
Kadir y compañía necesita sostén que la compense.
Ahora, resulta que
N'Diaye está como un zollo. Y, por eso, no rinde como el año pasado. Y
Xavi Torres, tieso, como
Lolo Reyes, que nunca fue nada del otro mundo. Opiniones. Respetables todas, por supuesto. La mía y la de muchos otros es que los tres conforman, de largo, la mejor medular de
Segunda. Al tiempo.
Estadio Deportivo
