Protagónico por obstinado

Notable partido en líneas generales de un Betis cambiante pero obstinado para ser el protagonista del control y de la posesión ante un igual como el Celta que terminaría sucumbiendo al derroche físico y de carácter de los verdiblancos.

Entraron bien al campo los de Setién, con una eficaz presión alta que generó peligro o, al menos, sensación de peligro. Pero un error a balón parado, mal endémico todavía de este equipo, fue un mazazo difícil de digerir para los anfitriones, noqueados durante un buen rato merced a los balones a la espalda de su adelantada defensa y la velocidad por fuera del conjunto adiestrado por Unzue. La tuvieron los celestes para sentenciar, aunque su oponente se rehízo a lo grande.

Con Camarasa como motor, así como con Joaquín y Guardado como generadores de juego, el Betis creció paralelamente a la mejoría de Javi García en el eje, 'comiéndose' literalmente el centro del campo gallego. Un centro impagable del mexicano, el tercero o cuarto que daba a esas alturas para enmarcar, supuso el 1-1 de Sergio León y el volteo definitivo.

En la reanudación, el Celta pareció arrinconar un poco a los hispalenses, pero el espejismo se diluyó pronto también. Ocupaba mejor los espacios quien terminó llevándose el gato al agua, por insistencia y por la impecable gestión con y sin balón. El 2-1, justo por lo visto sobre el terreno del juego, acabó llegando a balón parado. Parecía cuestión de tiempo. Quedaba nadar y guardar la ropa, algo que parece que también aprenderá pronto un grupo tan talentoso como preñado de oficio.