La keniata y atleta
Florence Kiplagat volverá a acudir a la edición de la
Edream Mitja Marató de Barcelona el próximo 15 de febrero. Su sueño es poder bajar de los 65 minutos, lo que supondría bajar el récord mundial que ella misma impuso en la edición pasada (1:05:12).
En una entrevista concedida a la organización de la prueba, la keniata declara que su sueño “es correr por debajo de los 65 minutos”. “Si lo consigo, creo que ese récord quedará por muchos años, como el de Paula Radcliffe en el maratón completo. Mi entrenador,
Renato Cánova, me dijo el pasado mes de febrero que lo podía hacer, pero perdí el avión en Nairobi y llegué a Barcelona solo 48 horas antes de la prueba, bastante cansada. Aun así me fue bien, pero pudo haber sido mejor. Así que voy a intentarlo otra vez", señaló la atleta.
Al preguntarle por la plusmarca mundial de maratón, la atleta se muestra cauta: “Como mínimo tres años más de preparación. Quiero ir paso a paso. Intentaré antes el de 25 kilómetros, probablemente en Berlín el año que viene y si sale bien el de 30".
La africana asegura que es difícil ser atleta y madre en su país. "Tengo dos hijas y a veces no entienden que esté siempre tan cansada. Incluso lloran cuando no gano, no comprenden que después de tanto esfuerzo pierda una carrera, pero eso no me preocupa, solo pienso en que no sufran y en que reciban una buena educación", afirmó la corredora, que además recalcó la falta de determinación y disciplina para llevar a cabo esas dos tareas.
Kiplagat piensa que “diez años de atletismo” aún le quedan, y que le gustaría, posteriormente, ser
entrenadora. Recuerda que de momento no hay entrenadoras en su país y asegura que es un orgullo tener un grupo de atletas que siguen su método: “Me hace mucha ilusión verlos progesar”, aseguró. La atleta, también solidaria, maneja un proyecto para “construir "una granja y levantar viviendas y una escuela para los niños huérfanos a causa del VIH".
En cuanto al
dopaje, Kiplagat opina que la
educación es la clave en estos casos, asegurando que “la mayoría de los atletas que han dado positivo no tenían estudios. Ahí está la clave: educar para conseguir que sean los propios atletas los que rechacen el dopaje".