De todo menos fútbol

Comenzó el encuentro tal y como se vaticinaba. Trabado, luchado, con presión constante por parte de ambos equipos, con ambiente de día grande. La grada pronto comenzó a meterse en el partido y a señalar a sus enemigos declarados. El primero, como viene siendo costumbre en los últimos tiempos, Diego Costa.

Ambos equipos no tardaron mucho en contagiarse de la fuerza del público. Cada balón dividido era una pelea. Intensidad máxima en los primeros minutos. Fue el Atlético quien se acercó primero con peligrosidad al área contraria en una jugada protagonizada por Falcao, que haciendo gala de una enorme habilidad logró controlar un balón dentro del área en mitad de un bosque de sevillistas (hasta cinco defensores alineó Emery) y puso un buen balón hasta el Cebolla, cuyo disparo fue despejado por la defensa para que finalmente Mario Suárez lo intentase desde fuera del área con un tiro con muchísima intención que se perdió por alto.

El planteamiento de Emery, pese a alinear de inicio a cinco teóricos defensores, tenía truco. Se guardaba un as bajo la manga el técnico nervionense con las subidas de Alberto Moreno por la izquierda. Fernando Navarro, en esta ocasión, fue más lateral que central.

Hasta el 18' no respondió el Sevilla con una ocasión de Negredo. Espléndida. El vallecano se lo guisó y se lo comió él solito. Recibió dentro del área un pase larguísimo, la bajó con el pecho, le ganó la posición a Juanfran de espaldas a la portería, se dio la vuelta colocándose la bola y se revolvió rápidamente para disparar a puerta a bote pronto. El balón se marchó fuera, pero el '9' del Sevilla dejó muy claro que se encuentra en un estado de forma sensacional. Prueba de ello, esta primera ocasión.

El encuentro se tornó quizás demasiado bronco. Mucha tensión. Poco que contar antes de la primera media hora salvo las dos ocasiones mencionadas, una para cada equipo, islas en medio de un mar de tensión total, pugnas constantes y clima desfavorable para el colegiado, que pronto sabría que tendría trabajo por delante.

No obstante, antes de cumplirse el primer tercio de partido tuvo la segunda ocasión el Sevilla. Filipe Luis se equivocó al sacar el balón jugado, se la robó Rakitic, que rápidamente se la dio a Reyes. El utrearano disparó alto desde la frontal del área.

El último cuarto de hora de la primera mitad tuvo más de lo mismo. Mucho balón dividido, mucha bronca, mucho físico y poco fútbol. El partido necesitaba romperse por algún lado para que ambos equipos se soltasen. Habría que esperar a la segunda mitad.

A la vuelta de vestuarios tuvo el Sevilla la ocasión más clara del partido. Sólo habían transcurrido dos minutos del segundo acto. Un balón colgado desde la derecha lo remató Coke en el área pequeña, pero Courtois, muy atento y con grandísimos reflejos, salvó el gol por bajo.

El Sevilla fue ganando confianza con el paso de los minutos y las internadas de Alberto Moreno por su banda fueron haciéndose más peligrosas. En una de ellas, su pase al área lo remató Negredo, pero el balón rebotó en Godín y lo detuvo sin problemas Courtois.

Al cuarto de hora de la segunda mitad llegó otra jugada polémica. Diego Costa y Cala tienen un pequeño roce. El canterano se acerca al brasileño para recriminarle una acción anterior señalándole con el dedo, tocan frente con frente y el colchonero se tira al suelo fingiendo descaradamente un cabezazo. Costa, que había recibido una amarilla minutos antes, sale impune tras su teatro. Una vez más, el brasileño volvía a hacer de las suyas. Simeone decidía sacarlo del campo minutos después para enfado del futbolista.

Tras este último rifirrafe, se confirmaba un partido tosco donde ninguno de los dos equipos iba a tomar los suficientes riesgos como para perder el partido. El gol sólo podría llegar en una jugada muy aislada.

Y efectivamente, así fue como llegó. Ocurrió en una jugada de lo más polémica. Mario Suárez se llevó un balón dentro del área previa interceptación con el brazo (el árbitro no señaló la mano). El balón fue a un lateral del área, donde el Cebolla la puso al otro lado para que Raúl García empalmase una volea que se habría marchado fuera si Falcao no hubiese intervenido, pero el colombiano, siempre con la caña preparada, tocó lo justo para que el balón terminase en la red (no hubo fuera de juego del Tigre). 0-1.

Emery reaccionó rápidamente metiendo a Babá en lugar de Fernando Navarro. La primera jugada del senegalés fue un balón a Kondogbia en la frontal del área, el francés lo intentó con un disparo desde fuera del área que atrapó Courtois.

Lo intentó minutos después nuevamente Kondogbia con otro disparo -esta vez más lejano- que también interceptó el portero atlético. El Atlético estaba bien replagado y al Sevilla le faltaba profundidad. El partido estaba muriendo y los de Simeone se sabían cada vez más dueños de los tres puntos.

Ya en la recta final, el equipo de Nervión tuvo una doble oportunidad con dos cabezazos de Álvaro Negredo. Primero en el palo izquierdo tras un pase de Navas que se fue alto tras tocar Courtois. En la siguiente jugada, nuevamente el vallecano remató junto al palo izquierdo de cabeza fuera al lateral de la red. Era el minuto 88.

Y en el añadido, Rakitic terminó de confirmar que no sería la noche del Sevilla. Lo intentó el croata a balón parado de libre directo y su disparo impactó en el larguero de la portería de Courtois. Y con esta jugada se acabó lo que se daba. El Sevilla se queda undécimo con 42 puntos.

Ficha técnica: 

Sevilla F.C.: Beto; Coke, Botía (Maduro 60'), Cala, Fernando Navarro (Babá 78'); Navas, Kondogbia, Rakitic, Alberto Moreno; Reyes (Perotti 67') y Negredo.

Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Godín, Miranda, Filipe Luis; Mario Suárez, Koke (Saúl 88'), Gabi; Diego Costa (Adrián 67'), Cristian Rodríguez (Raúl García 62') y Falcao.

Gol: 0-1 (75') Falcao.

Árbitro: González González (Comité castellano-leonés). Amonestó a Botía, por el Sevilla; y a Falcao, Godin, Mario Suárez y Diego Costa, por el Atlético.

Incidencias: Terreno de juego en perfectas condiciones. Partido correspondiente a la 32ª jornada en Primera división. Unos 32.000 espectadores en el Ramón Sánchez-Pizjuán.